María: de Caná a la Cruz
La palabra que a primera vista parece despectiva – mujer – en realidad está llena de significado.
Nuestra primera pista viene en la segunda oración, en la que Jesús menciona que Su “hora” no ha llegado. Para el lector novato, la referencia de Jesús al tiempo puede parecer que refuerza la interpretación anti-Mariana: Ahora no es un buen momento. Pero “hora” en el evangelio de Juan, cuando no se refiere a una hora específica del día (como por ejemplo la “décima hora” en Juan 1,39), es siempre una referencia simbólica a la muerte de Jesús y a la oculta exaltación en la Cruz (Su “última hora” si así se quiere).
(Uno no puede evitar notar que esa referencia le presta un contexto Eucarístico a la historia. De igual manera el convertir el agua en vino anuncia cómo la sustancia del pan y el vino es convertida en la sustancia de la sangre y el cuerpo de Cristo ofrecido por nosotros en la Cruz. Pero ese es un tema que dejaremos para otra ocasión).
La palabra “hora”, entonces, conecta este momento – este comienzo de Su vida pública – con el clímax en la Cruz. Ahora, la intercesión de María toma un significado aún mayor: desencadena los eventos que llevan directo a la Cruz. En Juan 19, vemos a María al pie de la Cruz – ella no se ha retirado hacia el fondo. Ella no ha disminuido como Cristo ha aumentado porque no está en competencia con su hijo (a como dice el estudioso Católico Matthew Levering en su libro Mary´s Bodily Assumption, La Asunción Corporal de María). En cambio, al pie de la Cruz, la conexión de María con el trabajo salvador de Cristo es confirmado.
Y, en la crucifixión, sucede que Jesús se dirige a ella nuevamente como “Mujer” – esta vez en el contexto de hacer provisiones para que ella se quede con el Discípulo Amado. (Por cierto, este tierno momento es un argumento en contra del uso del término “Mujer” como algo despectivo). Esto nos recuerda nuevamente el papel intercesor de María en Caná. Y nos recuerda este papel en un momento crucialmente importante.
La palabra que a primera vista parece despectiva – mujer – en realidad está llena de significado.
Nuestra primera pista viene en la segunda oración, en la que Jesús menciona que Su “hora” no ha llegado. Para el lector novato, la referencia de Jesús al tiempo puede parecer que refuerza la interpretación anti-Mariana: Ahora no es un buen momento. Pero “hora” en el evangelio de Juan, cuando no se refiere a una hora específica del día (como por ejemplo la “décima hora” en Juan 1,39), es siempre una referencia simbólica a la muerte de Jesús y a la oculta exaltación en la Cruz (Su “última hora” si así se quiere).
(Uno no puede evitar notar que esa referencia le presta un contexto Eucarístico a la historia. De igual manera el convertir el agua en vino anuncia cómo la sustancia del pan y el vino es convertida en la sustancia de la sangre y el cuerpo de Cristo ofrecido por nosotros en la Cruz. Pero ese es un tema que dejaremos para otra ocasión).
La palabra “hora”, entonces, conecta este momento – este comienzo de Su vida pública – con el clímax en la Cruz. Ahora, la intercesión de María toma un significado aún mayor: desencadena los eventos que llevan directo a la Cruz. En Juan 19, vemos a María al pie de la Cruz – ella no se ha retirado hacia el fondo. Ella no ha disminuido como Cristo ha aumentado porque no está en competencia con su hijo (a como dice el estudioso Católico Matthew Levering en su libro Mary´s Bodily Assumption, La Asunción Corporal de María). En cambio, al pie de la Cruz, la conexión de María con el trabajo salvador de Cristo es confirmado.
Y, en la crucifixión, sucede que Jesús se dirige a ella nuevamente como “Mujer” – esta vez en el contexto de hacer provisiones para que ella se quede con el Discípulo Amado. (Por cierto, este tierno momento es un argumento en contra del uso del término “Mujer” como algo despectivo). Esto nos recuerda nuevamente el papel intercesor de María en Caná. Y nos recuerda este papel en un momento crucialmente importante.