Los actuales investigadores del NT son menos propensos que los de las generaciones pasadas a considerar aquella experiencia como una “conversión” explicable de acuerdo con los antecedentes judíos de Pablo o con Rom 7 (entendido como relato biográfico). El mismo Pablo habla de esta experiencia como de una revelación del Hijo que le ha concedido el Padre (Gál 1, 16). En ella “vio a Jesús, el Señor” (1 Cor 9, 1; cf. 1Cor 15, 8; 2 Cor 4, 6; 9, 5).