Tras el sufrimiento, hambre, encarcelamiento, persecución, Pablo se constituyó en Apóstol, su obra en el Reino de los Cielos fue una piedra medular. Su conversión inicial fue espectacular, o mejor dicho, sobrenatural. También, Pablo fue llevado al tercer cielo (2 Corintios 12), como una bendición especial de Dios, y también le fue dado un aguijón en su cuerpo para que no se gloriara de dicha experiencia.