Tiene una visión extraordinaria. Contempla en una pradera a muchos niños que gesticulan, blasfeman, roban y se entregan a toda suerte de fechorías. Entonces él, Juan Bosco, se tira en medio de ellos, y empieza a repartir golpes y bastonazos furiosos... Hasta que le detiene el Señor, que se le aparece y le amonesta:
- ¡No; así no se hace! Ponte en medio de ellos, y enséñales lo feo que es el pecado y lo bella que es la vida cristiana.
- ¡No; así no se hace! Ponte en medio de ellos, y enséñales lo feo que es el pecado y lo bella que es la vida cristiana.