Qué hermoso sería que hoy nuestro corazón se llenara con la presencia de Jesús para luego exclamar con Simeón que queremos que esa luz llegue a todos los pueblos, que estamos dispuestos a compartirla, que no queremos la exclusividad y que nos arriesgamos en la construcción del Reino, de un reino para todos los pueblos, todas las razas, todas las gentes…