Afirma Ratzeberger que, terminada la cena del día 17, tomó Lutero en su mano un poco de tiza y escribió en la pared aquel conocido verso: "En vida fui tu peste; muerto seré tu muerte, ¡oh papa!" (Pestis eram vivus, mo riens ero mors tua, papa). Pero Ratzeberger no estaba presente, y ninguno de los testigos, que narran minuciosamente todo lo sucedido en aquellas últimas horas, refieren semejante hecho, aunque tanto Jonas como Coelius muestran conocer ese antiguo verso luterano. Por lo cual debemos pensar que Ratzeberger se equivocó de tiempo; Lutero no escribió ese verso en Eisleben poco antes de morir, sino en Altemburg en su viaje de regreso de Coburg, a principios de octubre de 1530. Verso que en su grave enfermedad de Esmalcalda (1537) dejó a sus amigos para que lo pusieran en su sepulcro como su mejor inscripción funeraria (M. RATZEBERGER, Die handschriftliche Geschichte 138).