A pesar de todos esos problemas, los esfuerzos por conservar el ambiente buscan un bien importante, porque creemos que la vida o, mejor, que los vivientes, tienen valor en el conjunto del universo. Y porque también creemos que vale la pena justificar ese valor a la hora de promover acciones que sean eficaces, en la medida de lo posible, para tutelar tales vidas ante peligros presentes o futuros.