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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Apocalipsis y Harmagedón...

Apocalipsis y Harmagedón

El libro del Apocalipsis, al igual que otros textos de corte apocalíptico incluidos en los evangelios, son rodeados de una atmósfera de tensión y misterio. Muchos cristianos sienten miedo de leerlo y asocian la palabra “apocalipsis” con desastres graves y de amplio alcance, como sinónimo de “destrucción masiva”.

Cuando se habla de peligros relacionados con armas de gran poder de destrucción o de un posible asteroide que choque con nuestro planeta, se habla de situaciones “apocalípticas”. Sin embargo el término apocalipsis significa otra cosa. Es una palabra griega que significa “desvelamiento”, “correr el velo”, “revelación”, comunicar algo que hasta el momento era desconocido. Al mismo tiempo es un género literario propio del judaísmo cuya finalidad es dar una interpretación religiosa a los acontecimientos históricos desconcertantes o inexplicables, especialmente cuando hay grandes injusticias, como las persecuciones romanas a los cristianos.

Para interpretar estos textos adecuadamente hay que ubicar cualquier símbolo en su contexto específico y conocer la teología del autor. El género apocalíptico está cargado de símbolos extraños para nosotros: convulsiones cósmicas, seres fuera de lo normal, sueños y visiones, números con significaciones especiales, etc. Pero todos estos símbolos están al servicio de una lectura de la historia concreta a la luz de la fe.

Los hechos no se narran en su detalle concreto, sino que se busca expresar una lógica superior, un plan, una finalidad que da sentido a toda la historia, de la cual Dios es Señor. La dialéctica constante entre el bien y el mal no es de estilo maniqueo, como si fueran fuerzas del mismo poder, sino que Dios sigue siendo siempre el dueño absoluto de la historia.

El “Harmagedón” (que se debe escribir con H) significa el Monte Megidó, lugar de la llanura del Esdrelón en Galilea, donde se libraron varias batallas importantes narradas en el Antiguo Testamento. Pero el término ha sido utilizado por diversas sectas y grupos religiosos como el lugar de una batalla final entre Cristo y el Anticristo o entre Cristo y Satanás.

De aquí que tampoco es el “Harmagedón” un episodio de destrucción, sino un lugar de grandes batallas para Israel. Pero Testigos de Jehová, Adventistas, Mormones, La Iglesia de Dios Universal y los mismos Rosacruces lo han anunciado para diversas fechas como sinónimo de la Batalla Final.