Estar enamorado es algo bueno, pero no es lo mejor. Hay muchas cosas que están por debajo, pero también hay otras que están por encima. No puede hacerse de ello la base de la vida en su totalidad. Es un sentimiento noble, pero no deja de ser un sentimiento. Y no se puede confiar en que sentimiento alguno perdure en toda su intensidad, o incluso que perdure. El conocimiento puede durar, los principios pueden durar, los hábitos pueden durar, pero los sentimientos vienen y van. Y, de hecho, más allá de lo que diga la gente, el estado conocido como “estar enamorado” generalmente no dura. Si se toma el viejo final de los cuentos de hadas, “vivieron felices para siempre” como “sintieron por los siguientes cincuenta años exactamente lo mismo que el día antes de casarse”, entonces está diciendo algo que probablemente nunca fue ni podría ser verdad, y que sería muy poco deseable si lo fuera. ¿Quién podría vivir en ese estado de exaltación siquiera por cinco años? ¿Qué sería de tu trabajo, tu apetito, tu sueño, tus amistades?