Es una propuesta para una moral de la responsabilidad. El hombre es libre, por tanto, es responsable. Se opone al dualismo ontológico —propio de la mentalidad antigua—, donde todo está determinado y lleva al fatalismo. En este dualismo se considera que hay dos principios en un ser: El principio del bien, que es luz, verdad y vida, y el principio del mal, que es oscuridad, mentira y muerte. Según esto, los seres han sido creados por uno u otro principio.