En cambio, el mensaje judeocristiano dice que hay un único principio que ha hecho todo bien y ha hecho todo bueno, pero a cada ser humano le ha dado libertad para buscar el bien; sin embargo, el ser humano es falible y se puede equivocar. El dualismo moral, propio de la espiritualidad cristiana, no tiene nada que ver con el dualismo ontológico.