Las dos caras de la Cincomarzada
Cristina Pérez. / Aunque no fue motivo de celebración alguna, pues la ocasión no lo merecía, el primer 5 de marzo crucial para Zaragoza tuvo lugar en el año 1809, tras los dos asedios franceses que sufrió la población zaragozana.
Tal y como explica Gonzalo Aguado, presidente de la Asociación Los Sitios de Zaragoza, los 50.000 ciudadanos que por aquél entonces habitaban la ciudad lucharon hasta la muerte para evitar la invasión francesa. No obstante, y tras una de las defensas más obstinadas de la historia, las tropas de Napoleón consiguieron finalmente dominar durante un tiempo las calles de la ciudad y el Mariscal Lannes logró su capitulación en Zaragoza.
Con la ciudad destruida, Lannes ordenó limpiar las calles, pues el derroche de sangre y las duras batallas habían convertido a la localidad en un lugar lleno de enfermedades y epidemias. Tan sólo una quinta parte de los 50.000 zaragozanos que habitaban Zaragoza consiguieron sobrevivir a los sitios franceses.
“Zaragoza estaba totalmente destrozada, machacada. En esa época había 50.000 habitantes en la ciudad y, entre los dos sitios, murieron unas 50.000 personas, no todas eran de Zaragoza porque vino mucha gente de fuera a defender la localidad. Había una epidemia de tifus y morían unas 300 personas al día”, cuenta Aguado.
Y fue precisamente el 5 de marzo de 1809 cuando el Mariscal Lannes llegó a Zaragoza y pudo comprobar con sus propios ojos las consecuencias que los asedios habían causado en la ciudad: la miseria de la gente, las enfermedades, las epidemias y el horror habían inundado las calles de la capital. “Es por esto que el propio Mariscal, tal y como queda reflejado en las cartas que escribía a su mujer, fue consciente del ‘asco’ del éxito y pidió personalmente a Napoléon que le destinara a otro lugar”, explica el presidente de la Asociación Los Sitios de Zaragoza. Meses más tarde, Lannes falleció en una batalla en Alemania tras sufrir una amputación de una pierna que le provocó la muerte.
Así, el 5 de marzo de 1809 comenzó la ocupación francesa de Zaragoza que duraría hasta el final de la Guerra de la Independencia (1814), momento en el cual el territorio aragonés volvió a ser libre de fuerzas francesas. En los últimos años se han celebrado distintas representaciones de los sitios de Zaragoza y entre el 5 y el 8 de marzo de este año vuelve a producirse la recreación de estas batallas, un acto organizado por el Ayuntamiento de Zaragoza y con la colaboración de la Asociación histórico-cultural Voluntarios de Aragón.
“Se estiman unos 400 participantes procedentes de diversos países de Europa que actuarán en la recreación, cuyo campamento se asentará finalmente en la Plaza de Los Sitios por motivos de seguridad tras la crecida del Ebro. El éxito de este evento es increible, se calcula que otros años unas 150.000 personas han disfrutado de estos actos, no hay ningún otro acontecimiento cultural que se haya hecho en Zaragoza con tanto público y que cueste tan poco”, cuenta Aguado.
Cristina Pérez. / Aunque no fue motivo de celebración alguna, pues la ocasión no lo merecía, el primer 5 de marzo crucial para Zaragoza tuvo lugar en el año 1809, tras los dos asedios franceses que sufrió la población zaragozana.
Tal y como explica Gonzalo Aguado, presidente de la Asociación Los Sitios de Zaragoza, los 50.000 ciudadanos que por aquél entonces habitaban la ciudad lucharon hasta la muerte para evitar la invasión francesa. No obstante, y tras una de las defensas más obstinadas de la historia, las tropas de Napoleón consiguieron finalmente dominar durante un tiempo las calles de la ciudad y el Mariscal Lannes logró su capitulación en Zaragoza.
Con la ciudad destruida, Lannes ordenó limpiar las calles, pues el derroche de sangre y las duras batallas habían convertido a la localidad en un lugar lleno de enfermedades y epidemias. Tan sólo una quinta parte de los 50.000 zaragozanos que habitaban Zaragoza consiguieron sobrevivir a los sitios franceses.
“Zaragoza estaba totalmente destrozada, machacada. En esa época había 50.000 habitantes en la ciudad y, entre los dos sitios, murieron unas 50.000 personas, no todas eran de Zaragoza porque vino mucha gente de fuera a defender la localidad. Había una epidemia de tifus y morían unas 300 personas al día”, cuenta Aguado.
Y fue precisamente el 5 de marzo de 1809 cuando el Mariscal Lannes llegó a Zaragoza y pudo comprobar con sus propios ojos las consecuencias que los asedios habían causado en la ciudad: la miseria de la gente, las enfermedades, las epidemias y el horror habían inundado las calles de la capital. “Es por esto que el propio Mariscal, tal y como queda reflejado en las cartas que escribía a su mujer, fue consciente del ‘asco’ del éxito y pidió personalmente a Napoléon que le destinara a otro lugar”, explica el presidente de la Asociación Los Sitios de Zaragoza. Meses más tarde, Lannes falleció en una batalla en Alemania tras sufrir una amputación de una pierna que le provocó la muerte.
Así, el 5 de marzo de 1809 comenzó la ocupación francesa de Zaragoza que duraría hasta el final de la Guerra de la Independencia (1814), momento en el cual el territorio aragonés volvió a ser libre de fuerzas francesas. En los últimos años se han celebrado distintas representaciones de los sitios de Zaragoza y entre el 5 y el 8 de marzo de este año vuelve a producirse la recreación de estas batallas, un acto organizado por el Ayuntamiento de Zaragoza y con la colaboración de la Asociación histórico-cultural Voluntarios de Aragón.
“Se estiman unos 400 participantes procedentes de diversos países de Europa que actuarán en la recreación, cuyo campamento se asentará finalmente en la Plaza de Los Sitios por motivos de seguridad tras la crecida del Ebro. El éxito de este evento es increible, se calcula que otros años unas 150.000 personas han disfrutado de estos actos, no hay ningún otro acontecimiento cultural que se haya hecho en Zaragoza con tanto público y que cueste tan poco”, cuenta Aguado.