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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Bien. Pero, en cualquier caso, «no tengo pecados» ¿de...

Bien. Pero, en cualquier caso, «no tengo pecados» ¿de qué me voy a convertir?

Hay muchos modos de explicar lo que es el pecado, pero me parece que también la Sagrada Escritura nos ayuda a aclararnos con lo que es.

En hebreo «pecado» se dice jattat. ¿Sabéis cuál es en la Biblia el antónimo, la palabra que expresa el concepto apuesto a jattat? En español tal vez diríamos que lo contrario de pecado es «buena acción», o algún teólogo diría que «gracia». En hebreo, el antónimo de jattat es šalom, paz. Esto quiere decir que para la Biblia ni «pecado» ni «paz» son exactamente lo mismo que para nosotros.

En el libro de Job se dice que aquel hombre al que Dios invita a reflexionar y cambia, experimentará šalom (la paz) en su tienda y cuando revisen su morada, no habrá jattat (no faltará nada) (cfr. Jb 5,24). Eran nómadas y para ellos la tienda era su casa. Una casa está en «pecado» cuando falta algo necesario o cuando lo que hay está desordenado. Está en «paz» cuando da gusto verla y estar allí: todo bien instalado, limpio y en su sitio.

Cuando nos miramos por dentro, tal vez nuestra alma y nuestro corazón están como nuestra habitación o como el piso en que vivimos: con la cama si hacer, la mesa sin quitar los restos de la cena, con unos periódicos tirados por encima del sofá, o el fregadero lleno de platos esperando que alguien los lave. ¡Qué a gusto se queda el alma y el corazón cuando limpiamos los cacharros, y ponemos orden! Por eso en la confesión, cuando hacemos zafarrancho de limpieza en el jattat que llevamos por dentro, nos dan la absolución y nos dicen «vete en paz (šalom)», estás en orden.

Hoy, que comenzamos la cuaresma, el Señor nos llama con amor: šubi, šubi šulamit, šubi, šubi… «vuélvete, date la vuelta que te quiero ver». Él nos quiere y nos conoce bien. Sabe que a veces somos un poco descuidados, y quiere ayudarnos a hacer limpieza para que recuperemos la serenidad, la paz y la alegría.

Por eso es por lo que San Pablo nos insiste con tanta con fuerza: «en nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios», y ¿para qué retrasarlo? ¿por qué dejarlo para otro día? San Pablo también nos conoce y nos mete prisa: «mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación». Hoy. 22 de febrero de 2012. Miércoles de ceniza. Aquí mismo tenemos confesores, ahí arriba, que en cinco minutos nos ayudarán a ponernos en forma.