Y QUINTO. Hagan oración en familia.
Cuando las cosas están mal, como ahora, debemos voltear los ojos a Dios y pedirle que nos ayude a superar nuestros problemas.
Una oración nos puede ayudar mucho, pero la oración en familia es mucho mejor.
Primero tenemos el DETENTE, que es una imagen del Sagrado Corazón de Jesús que al rededor tiene la frase “Detente, el Corazón de Jesús esta conmigo” podemos imprimirla y ponerla en un lugar visible para todos los miembros de nuestra familia. Además está la jaculatoria, “Jesús, en tí confío” estas dos pequeñas oraciones nos pueden ayudar si las decimos muchas veces al día, cada vez que nos sentimos angustiados o con poca fe.
Hace tiempo, cuando hubo una epidemia de peste en Marsella, se repartieron miles de estas imágenes por toda la ciudad y la peste cesó, por la fe de las personas y la intercesión del Corazón de Jesús.
Otra oración eficaz es el Santo Rosario, que si lo rezamos en familia puede ser hasta divertido. Para los pequeños podemos preparar algunas hojas para que iluminen mientras rezamos. Si son mas grandes nuestros hijos, podemos ponerles canciones entre cada misterio para que no sea tan cansado para ellos. Si ya son jóvenes nuestros hijos, podemos hacer una pequeña meditación de cada misterio que nos ayude a profundizar en lo que estamos rezando.
Pero lo que no puede faltar es hacer un ofrecimiento, desde el corazón, de nuestra oración para que Dios nos ayude a superar esta prueba que nos ha tocado vivir y que además, nos proteja de la enfermedad y nos ayude a no perder la fe en estos tiempos de crisis.
Otra forma de hacer oración es leer la Biblia y meditar juntos lo que Dios nos va diciendo en cada capítulo. Los más grandes pueden ayudar a leer, los más pequeños pueden hacer algún dibujo de lo que van comprendiendo y todos podemos hacer Lectio Divina y hacer un propósito de acción para llevar a la vida lo que hemos leído y orado.
Por último, te comparto que yo me quedo en casa para poner un granito de arena en la solución de esta enfermedad que estará afectando a tantas personas.
Y además, obedeceré lo que mi obispo indique que será lo mejor para estos tiempos, ya que, aunque no me guste mucho lo que nos pida, la obediencia es la virtud de los santos y el que obedece no se equivoca. Estoy segura que si por algo, las indicaciones no son las mejores, con nuestra obediencia y ofreciendo nuestros actos a Dios, Él nos ayudará y nos dará la gracia para salir sanos y salvos de esta situación.
Y tú ¿estás dispuesto a quedarte en casa?
Cuando las cosas están mal, como ahora, debemos voltear los ojos a Dios y pedirle que nos ayude a superar nuestros problemas.
Una oración nos puede ayudar mucho, pero la oración en familia es mucho mejor.
Primero tenemos el DETENTE, que es una imagen del Sagrado Corazón de Jesús que al rededor tiene la frase “Detente, el Corazón de Jesús esta conmigo” podemos imprimirla y ponerla en un lugar visible para todos los miembros de nuestra familia. Además está la jaculatoria, “Jesús, en tí confío” estas dos pequeñas oraciones nos pueden ayudar si las decimos muchas veces al día, cada vez que nos sentimos angustiados o con poca fe.
Hace tiempo, cuando hubo una epidemia de peste en Marsella, se repartieron miles de estas imágenes por toda la ciudad y la peste cesó, por la fe de las personas y la intercesión del Corazón de Jesús.
Otra oración eficaz es el Santo Rosario, que si lo rezamos en familia puede ser hasta divertido. Para los pequeños podemos preparar algunas hojas para que iluminen mientras rezamos. Si son mas grandes nuestros hijos, podemos ponerles canciones entre cada misterio para que no sea tan cansado para ellos. Si ya son jóvenes nuestros hijos, podemos hacer una pequeña meditación de cada misterio que nos ayude a profundizar en lo que estamos rezando.
Pero lo que no puede faltar es hacer un ofrecimiento, desde el corazón, de nuestra oración para que Dios nos ayude a superar esta prueba que nos ha tocado vivir y que además, nos proteja de la enfermedad y nos ayude a no perder la fe en estos tiempos de crisis.
Otra forma de hacer oración es leer la Biblia y meditar juntos lo que Dios nos va diciendo en cada capítulo. Los más grandes pueden ayudar a leer, los más pequeños pueden hacer algún dibujo de lo que van comprendiendo y todos podemos hacer Lectio Divina y hacer un propósito de acción para llevar a la vida lo que hemos leído y orado.
Por último, te comparto que yo me quedo en casa para poner un granito de arena en la solución de esta enfermedad que estará afectando a tantas personas.
Y además, obedeceré lo que mi obispo indique que será lo mejor para estos tiempos, ya que, aunque no me guste mucho lo que nos pida, la obediencia es la virtud de los santos y el que obedece no se equivoca. Estoy segura que si por algo, las indicaciones no son las mejores, con nuestra obediencia y ofreciendo nuestros actos a Dios, Él nos ayudará y nos dará la gracia para salir sanos y salvos de esta situación.
Y tú ¿estás dispuesto a quedarte en casa?