Hahn cree que para los lectores antiguos esto era patente: igual que el Rey David danzaba ante el Arca y el bebé Juan Bautista “danza” ante María, igual que David comenta “ ¿cómo puede venir el Arca a mí” e Isabel comenta, sobre María, “ ¿Cómo es que viene a mí la madre de mi Señor?”.