Debate
Se trata de una práctica antigua y común en los centros educativos españoles a pesar de que, desde hace unos años, se ha abierto un debate en la sociedad para valorar su necesidad de aplicación en el alumnado.
Algunos pedagogos se posicionan en contra de las tareas escolares fuera del centro educativo, puesto que manifiestan que en la mayoría de casos los deberes se realizan con ayuda externa. Otro de los motivos, es el sentido de los deberes, que al final se acaban convirtiendo en una extensión de trabajos repetitivos similares a los practicados en el aula, afirmando que las horas de clase tienen que ser suficientes para el aprendizaje del alumno.
También señalan que muestra las desigualdades entre los alumnos que pueden beneficiarse de la ayuda de su familia y los que no. Por eso, muchos proponen la eliminación del trabajo escolar y sostienen que no existe ningún estudio que demuestre que favorecen la autonomía del alumnado ni que beneficien su desarrollo intelectual.
Las familias también protestan porque los deberes son muchos o pocos, demasiado difíciles o demasiado fáciles, o que requieren de su tiempo y sus jornadas laborales no permiten ayudarles.
Manifiestan la necesidad de sus hijos e hijas de disfrutar de su tiempo libre haciendo actividades de ocio y no sobrecargándose de trabajo, que a veces, genera tensiones entre las familias.
Otros pedagogos se posicionan a favor de este tipo de trabajo. Defienden su utilidad para aprender y adquirir valores fundamentales por cualquier individuo como son la constancia, la disciplina y la autonomía, además manifiestan su capacidad de generar hábitos de estudio y de trabajo necesarios para traer una vida organizada. También exponen la implicación que se origina en las familias involucrándose más en la labor educativa que se está llevando a cabo en los centros donde se encuentran sus hijos e hijas.
Se trata de una práctica antigua y común en los centros educativos españoles a pesar de que, desde hace unos años, se ha abierto un debate en la sociedad para valorar su necesidad de aplicación en el alumnado.
Algunos pedagogos se posicionan en contra de las tareas escolares fuera del centro educativo, puesto que manifiestan que en la mayoría de casos los deberes se realizan con ayuda externa. Otro de los motivos, es el sentido de los deberes, que al final se acaban convirtiendo en una extensión de trabajos repetitivos similares a los practicados en el aula, afirmando que las horas de clase tienen que ser suficientes para el aprendizaje del alumno.
También señalan que muestra las desigualdades entre los alumnos que pueden beneficiarse de la ayuda de su familia y los que no. Por eso, muchos proponen la eliminación del trabajo escolar y sostienen que no existe ningún estudio que demuestre que favorecen la autonomía del alumnado ni que beneficien su desarrollo intelectual.
Las familias también protestan porque los deberes son muchos o pocos, demasiado difíciles o demasiado fáciles, o que requieren de su tiempo y sus jornadas laborales no permiten ayudarles.
Manifiestan la necesidad de sus hijos e hijas de disfrutar de su tiempo libre haciendo actividades de ocio y no sobrecargándose de trabajo, que a veces, genera tensiones entre las familias.
Otros pedagogos se posicionan a favor de este tipo de trabajo. Defienden su utilidad para aprender y adquirir valores fundamentales por cualquier individuo como son la constancia, la disciplina y la autonomía, además manifiestan su capacidad de generar hábitos de estudio y de trabajo necesarios para traer una vida organizada. También exponen la implicación que se origina en las familias involucrándose más en la labor educativa que se está llevando a cabo en los centros donde se encuentran sus hijos e hijas.