23 de julio, día del libro 2020: "La gente ha vuelto a las librerías como una victoria, no nos han dejado caer"
El 23 de abril regresa tres meses después, con la misma esencia, pero diferente formato, llega un día en el que el libro vuelve a ser el mejor acompañante, si es que ya no lo ha sido este año.
El libro lucha a contracorriente, siendo el protagonista de su propia historia consigue rehacerse cuando todo el mundo le pone fecha de caducidad. Su esencia, de la misma manera impredecible y duradera, emerge sobre cualquier adversidad o piedra en el camino y vuelve a su yo inicial, a ser el mejor compañero de viaje, de ilusiones y sueños que se llevarse a dormir.
Su último contratiempo, la cuarentena. Las librerías salmantinas analizan una situación a la que han sabido adaptarse, pero que aún así ha supuesto un duro golpe, sobre todo, a nivel económico. Santos Ochoa, Letras Corsarias o Víctor Jara vieron como sus puertas se veían obligadas a cerrar sin saber cuando volverían a abrir. Sin embargo, pese a que los establecimientos apagaran sus luces, la vida de todos sus libros seguía intacta.
¿Cómo se ha llevado a cabo su labor durante el estado de alarma y después del mismo?"Nosotros hemos seguido trabajando desde dentro a pesar de que las puertas estuvieran cerradas", asegura Patricia Santos, quién trabaja en la librería Santos Ochoa. "Ha funcionado muy bien y se han llevado a cabo muchos pedidos online. La verdad es que hemos recibido mucho apoyo y cariño de todos los clientes, tanto habituales como nuevos. Posteriormente, abrimos con cita previa y también muy bien, vimos que la gente tenía muchas ganas de volver a las librerías, de volver a ver. Ahora mismo, dentro de la nueva normalidad, seguimos viendo las ganas que hay".
¿Había contacto con el cliente? "En nuestro caso no teníamos contacto, simplemente les dejábamos una bolsa con los libros en el ascensor del domicilio y en ningún momento entrábamos en contacto. Precisamente, cuidábamos mucho esos detalles para evitar el posible miedo o inseguridad a comprar. Además, resulta curioso que no se compraba un solo libro, sino que eran varios, ya que al ver que iba para largo resultaba imprescindible", señala Santos.
Las medidas higiénicas de seguridad están muy presentes. La mascarilla es obligatoria en todos los establecimientos, además de la utilización de gel hidroalcohólico. En la librería Víctor Jara nos indican que debemos ponernos guantes para introducirnos entre novelas, cuentos infantiles y la sección de papelería, y todos ellos disponen de una pantalla protectora para evitar el contacto entre el cliente y el librero o librera.
Ivan Martín, sigue la misma opinión que Patricia, la gente ha respondido: "Uno de los días que más sentimos el apoyo fue el día del libro, a pesar de que no pudiera ser como siempre, tratamos de hacer llegar todos los pedidos a sus respectivos dueños. Además, también el día de la madre. El libro sigue siendo un buen regalo. Al final, gracias a un medio (Internet) por el que antes no hacíamos nada hemos conseguido salir adelante. Ahora mismo la cosa está muy tranquila, no hay estudiantes y prácticamente no hay turistas. Se augura un verano bastante duro, pero lucharemos".
"La esencia del libro sigue estando presente y sobre todo los clientes han estado ahí, apoyándonos. Han pedido, colaborado de una manera o de otra y por eso tenemos que estar contentos. Son tiempos duros, pero la gente responde ante ello y eso nos da fuerza", finaliza.
Por otro lado y de manera diferente, pero más creativa e igual de atractiva, la librería Letras Corsarias seguía en contacto con sus clientes más habituales a través de la pantalla: "Ha sido un proceso complicado, nosotros decidimos cerrar el 14 de marzo tanto la tienda física como el comercio online, porque nos parecía lo más apropiado, no queríamos poner a repartidores en peligro. Fue duro, porque suponía cortar cualquier fuente de ingresos, pero llevamos a cabo un boletín semanal, ahora casi diario, 'Las cartas de la cuarentena', una especie de diario que se convirtió en una conversación entre libreros y clientes. Además, por el día del libro llevamos a cabo una tarjeta regalo que actuaba como un vale a posteriori y la acogida fue mucho mejor de lo que esperábamos. Al final eso nos dio un empujón para empezar a coger fuerza", comienza contando Rafa Aria.
Después comenzó su venta online, posteriormente con cita previa y ahora mismo la apertura total. Sin embargo, ¿qué ha ocurrido con una de sus principales características, los encuentros con autores? "Es prácticamente imposible que se lleve a cabo dentro, porque el aforo se reduce mucho. Lo que hemos hecho ha sido pedir permiso al Ayuntamiento para poder hacerlas en la plaza de San Boal, con la ayuda de la Posada de las Ánimas y el Tapeo. El pasado lunes se creó un ambiente muy bonito con una atmósfera acogedora en el encuentro con Marta Sanz, estas cosas nos ayudan sobre todo moralmente y todavía estoy con resaca emocional", cuenta sonriendo.
"El trabajo de estos años ha tenido su recompensa ahora, en el momento más duro. Nos han apoyado mucho y no nos han dejado caer. El sector del libro nunca está en un momento fácil, pero durante todo lo que hemos pasado creo que el libro se ha revalorizado. En todas las videollamadas se ven libros detrás y eso es muy bonito. La gente ha vuelto a las librerías como una victoria, recuperando algo de lo perdido. Creo que por primera vez hemos tenido suerte", sostiene.
Hoy, 23 de julio, algunas librerías volverán a sacar estantes a la calle para acercar un poco más los libros a nuestra vida cotidiana: "Queremos aportar nuestro granito de arena y estaremos todo el día en la calle y en la librería para atender a todos aquellos que quieran acercarse, además del libro que se quieran llevar, les regalaremos otro", finaliza Rafa Aria.
Después del reportaje nos vamos con dos libros en la mano, porque la atracción a un libro es algo incontrolable.
El 23 de abril regresa tres meses después, con la misma esencia, pero diferente formato, llega un día en el que el libro vuelve a ser el mejor acompañante, si es que ya no lo ha sido este año.
El libro lucha a contracorriente, siendo el protagonista de su propia historia consigue rehacerse cuando todo el mundo le pone fecha de caducidad. Su esencia, de la misma manera impredecible y duradera, emerge sobre cualquier adversidad o piedra en el camino y vuelve a su yo inicial, a ser el mejor compañero de viaje, de ilusiones y sueños que se llevarse a dormir.
Su último contratiempo, la cuarentena. Las librerías salmantinas analizan una situación a la que han sabido adaptarse, pero que aún así ha supuesto un duro golpe, sobre todo, a nivel económico. Santos Ochoa, Letras Corsarias o Víctor Jara vieron como sus puertas se veían obligadas a cerrar sin saber cuando volverían a abrir. Sin embargo, pese a que los establecimientos apagaran sus luces, la vida de todos sus libros seguía intacta.
¿Cómo se ha llevado a cabo su labor durante el estado de alarma y después del mismo?"Nosotros hemos seguido trabajando desde dentro a pesar de que las puertas estuvieran cerradas", asegura Patricia Santos, quién trabaja en la librería Santos Ochoa. "Ha funcionado muy bien y se han llevado a cabo muchos pedidos online. La verdad es que hemos recibido mucho apoyo y cariño de todos los clientes, tanto habituales como nuevos. Posteriormente, abrimos con cita previa y también muy bien, vimos que la gente tenía muchas ganas de volver a las librerías, de volver a ver. Ahora mismo, dentro de la nueva normalidad, seguimos viendo las ganas que hay".
¿Había contacto con el cliente? "En nuestro caso no teníamos contacto, simplemente les dejábamos una bolsa con los libros en el ascensor del domicilio y en ningún momento entrábamos en contacto. Precisamente, cuidábamos mucho esos detalles para evitar el posible miedo o inseguridad a comprar. Además, resulta curioso que no se compraba un solo libro, sino que eran varios, ya que al ver que iba para largo resultaba imprescindible", señala Santos.
Las medidas higiénicas de seguridad están muy presentes. La mascarilla es obligatoria en todos los establecimientos, además de la utilización de gel hidroalcohólico. En la librería Víctor Jara nos indican que debemos ponernos guantes para introducirnos entre novelas, cuentos infantiles y la sección de papelería, y todos ellos disponen de una pantalla protectora para evitar el contacto entre el cliente y el librero o librera.
Ivan Martín, sigue la misma opinión que Patricia, la gente ha respondido: "Uno de los días que más sentimos el apoyo fue el día del libro, a pesar de que no pudiera ser como siempre, tratamos de hacer llegar todos los pedidos a sus respectivos dueños. Además, también el día de la madre. El libro sigue siendo un buen regalo. Al final, gracias a un medio (Internet) por el que antes no hacíamos nada hemos conseguido salir adelante. Ahora mismo la cosa está muy tranquila, no hay estudiantes y prácticamente no hay turistas. Se augura un verano bastante duro, pero lucharemos".
"La esencia del libro sigue estando presente y sobre todo los clientes han estado ahí, apoyándonos. Han pedido, colaborado de una manera o de otra y por eso tenemos que estar contentos. Son tiempos duros, pero la gente responde ante ello y eso nos da fuerza", finaliza.
Por otro lado y de manera diferente, pero más creativa e igual de atractiva, la librería Letras Corsarias seguía en contacto con sus clientes más habituales a través de la pantalla: "Ha sido un proceso complicado, nosotros decidimos cerrar el 14 de marzo tanto la tienda física como el comercio online, porque nos parecía lo más apropiado, no queríamos poner a repartidores en peligro. Fue duro, porque suponía cortar cualquier fuente de ingresos, pero llevamos a cabo un boletín semanal, ahora casi diario, 'Las cartas de la cuarentena', una especie de diario que se convirtió en una conversación entre libreros y clientes. Además, por el día del libro llevamos a cabo una tarjeta regalo que actuaba como un vale a posteriori y la acogida fue mucho mejor de lo que esperábamos. Al final eso nos dio un empujón para empezar a coger fuerza", comienza contando Rafa Aria.
Después comenzó su venta online, posteriormente con cita previa y ahora mismo la apertura total. Sin embargo, ¿qué ha ocurrido con una de sus principales características, los encuentros con autores? "Es prácticamente imposible que se lleve a cabo dentro, porque el aforo se reduce mucho. Lo que hemos hecho ha sido pedir permiso al Ayuntamiento para poder hacerlas en la plaza de San Boal, con la ayuda de la Posada de las Ánimas y el Tapeo. El pasado lunes se creó un ambiente muy bonito con una atmósfera acogedora en el encuentro con Marta Sanz, estas cosas nos ayudan sobre todo moralmente y todavía estoy con resaca emocional", cuenta sonriendo.
"El trabajo de estos años ha tenido su recompensa ahora, en el momento más duro. Nos han apoyado mucho y no nos han dejado caer. El sector del libro nunca está en un momento fácil, pero durante todo lo que hemos pasado creo que el libro se ha revalorizado. En todas las videollamadas se ven libros detrás y eso es muy bonito. La gente ha vuelto a las librerías como una victoria, recuperando algo de lo perdido. Creo que por primera vez hemos tenido suerte", sostiene.
Hoy, 23 de julio, algunas librerías volverán a sacar estantes a la calle para acercar un poco más los libros a nuestra vida cotidiana: "Queremos aportar nuestro granito de arena y estaremos todo el día en la calle y en la librería para atender a todos aquellos que quieran acercarse, además del libro que se quieran llevar, les regalaremos otro", finaliza Rafa Aria.
Después del reportaje nos vamos con dos libros en la mano, porque la atracción a un libro es algo incontrolable.