Por qué es difícil detectar el acoso escolar
Las víctimas de esta situación suelen padecer un grave deterioro de su autoestima que les lleva incluso a creer que “merecen” pasar por lo que les hacen.
Se sienten avergonzados y creen que lo mejor que pueden hacer para combatir esa vergüenza es callar y aguantar, esperando que todo pase.
Tienden a pensar que dejarán de ser víctimas de estos actos cuando lleguen las vacaciones, cambie el curso o cuando los acosadores se fijen en nuevas víctimas. Con esa nimia esperanza pueden aguantar mucho tiempo.
Además, consideran que avisar a los padres o a los profesores de lo que les está pasando, será aún más perjudicial, que les convertirá en “chivatos” y que les acarreará consecuencias peores de lo que ya sufren.
Las víctimas de esta situación suelen padecer un grave deterioro de su autoestima que les lleva incluso a creer que “merecen” pasar por lo que les hacen.
Se sienten avergonzados y creen que lo mejor que pueden hacer para combatir esa vergüenza es callar y aguantar, esperando que todo pase.
Tienden a pensar que dejarán de ser víctimas de estos actos cuando lleguen las vacaciones, cambie el curso o cuando los acosadores se fijen en nuevas víctimas. Con esa nimia esperanza pueden aguantar mucho tiempo.
Además, consideran que avisar a los padres o a los profesores de lo que les está pasando, será aún más perjudicial, que les convertirá en “chivatos” y que les acarreará consecuencias peores de lo que ya sufren.