Día Internacional de la Democracia
15 de septiembre
Mensaje del Secretario General - 2020
En estos momentos en que el mundo se enfrenta a la enfermedad por coronavirus, la democracia es crucial para asegurar el libre flujo de la información, la participación en la toma de decisiones y rendición de cuentas por la respuesta ante la pandemia. Sin embargo, desde que comenzara la crisis hemos visto que en diversos países la emergencia se ha utilizado para restringir los procesos democráticos y el espacio cívico. Esto es especialmente peligroso en lugares en los que el arraigo democrático es escaso y los sistemas de contrapoderes institucionales flaquean.
La crisis también está poniendo de relieve (y agravando) injusticias largo tiempo descuidadas, desde sistemas de salud inadecuados hasta deficiencias en la protección social, brechas digitales y acceso desigual a la educación; desde la degradación del medio ambiente hasta la discriminación racial y la violencia contra las mujeres. Junto con el elevado número de víctimas, estas desigualdades suponen en sí mismas una amenaza para la democracia.
Mucho antes de la pandemia, la frustración iba ya en aumento, al tiempo que disminuía la confianza en las autoridades públicas. La falta de oportunidades impulsaba el malestar económico y social. A día de hoy, resulta evidente que los Gobiernos deben incrementar sus esfuerzos para escuchar a las personas que exigen cambios, abrir nuevos canales de diálogo y respetar la libertad de reunión pacífica.
En el Día Internacional de la Democracia, aprovechemos este momento determinante para construir un mundo más igualitario, inclusivo y sostenible, con pleno respeto de los derechos humanos.
15 de septiembre
Mensaje del Secretario General - 2020
En estos momentos en que el mundo se enfrenta a la enfermedad por coronavirus, la democracia es crucial para asegurar el libre flujo de la información, la participación en la toma de decisiones y rendición de cuentas por la respuesta ante la pandemia. Sin embargo, desde que comenzara la crisis hemos visto que en diversos países la emergencia se ha utilizado para restringir los procesos democráticos y el espacio cívico. Esto es especialmente peligroso en lugares en los que el arraigo democrático es escaso y los sistemas de contrapoderes institucionales flaquean.
La crisis también está poniendo de relieve (y agravando) injusticias largo tiempo descuidadas, desde sistemas de salud inadecuados hasta deficiencias en la protección social, brechas digitales y acceso desigual a la educación; desde la degradación del medio ambiente hasta la discriminación racial y la violencia contra las mujeres. Junto con el elevado número de víctimas, estas desigualdades suponen en sí mismas una amenaza para la democracia.
Mucho antes de la pandemia, la frustración iba ya en aumento, al tiempo que disminuía la confianza en las autoridades públicas. La falta de oportunidades impulsaba el malestar económico y social. A día de hoy, resulta evidente que los Gobiernos deben incrementar sus esfuerzos para escuchar a las personas que exigen cambios, abrir nuevos canales de diálogo y respetar la libertad de reunión pacífica.
En el Día Internacional de la Democracia, aprovechemos este momento determinante para construir un mundo más igualitario, inclusivo y sostenible, con pleno respeto de los derechos humanos.