- EL ALMANAQUE DEL HUMOR -
Caricature Zone
- Textos Humor - Club de la Comedia -
- HUMOR -
EXAGERACIONES II
- Era tan débil, tan débil, que si parpadeaba se caía para atrás.
- - Era tan delgada, tan delgada, que para hacer sombra tenía que pasar dos veces.
- Era tan delgada, tan delgada, que cuando tomaba sopa se le calentaba la ropa.
- Era tan delgada, tan delgada, que se tragó una aceituna y parecía que estaba embarazada.
- Era tan delgada, tan delgada, que trabajaba limpiando macarrones por dentro.
- Era tan delgado, tan delgado, que se hizo un traje de mil rayas y le sobraron novecientas noventa y nueve.
- Era tan delgado, tan delgado, que cuando se duchaba no se frotaba mucho para no desaparecer.
- Era tan delgado, tan delgado, que trabajaba limpiando mangueras por dentro.
- Era tan distraído, tan distraído, que se pasó dos horas delante del espejo pensando dónde había visto antes aquella cara.
- Era tan entrometido, tan entrometido, que no sólo leía las cartas ajenas, además las contestaba.
- Era tan feo, tan feo, que se ganaba la vida asustando niños.
- Era tan feo, tan feo, que cuando iba al zoo tenía que comprar dos entradas, una para entrar y otra para salir.
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EXAGERACIONES II
- Era tan débil, tan débil, que si parpadeaba se caía para atrás.
- - Era tan delgada, tan delgada, que para hacer sombra tenía que pasar dos veces.
- Era tan delgada, tan delgada, que cuando tomaba sopa se le calentaba la ropa.
- Era tan delgada, tan delgada, que se tragó una aceituna y parecía que estaba embarazada.
- Era tan delgada, tan delgada, que trabajaba limpiando macarrones por dentro.
- Era tan delgado, tan delgado, que se hizo un traje de mil rayas y le sobraron novecientas noventa y nueve.
- Era tan delgado, tan delgado, que cuando se duchaba no se frotaba mucho para no desaparecer.
- Era tan delgado, tan delgado, que trabajaba limpiando mangueras por dentro.
- Era tan distraído, tan distraído, que se pasó dos horas delante del espejo pensando dónde había visto antes aquella cara.
- Era tan entrometido, tan entrometido, que no sólo leía las cartas ajenas, además las contestaba.
- Era tan feo, tan feo, que se ganaba la vida asustando niños.
- Era tan feo, tan feo, que cuando iba al zoo tenía que comprar dos entradas, una para entrar y otra para salir.