Pagaremos con el iris, la voz o las pulsaciones
Por Ferran Martínez-Aira
Hay costumbres que la pandemia no ha conseguido cambiar, como el clásico gesto que dibujamos en el aire a la hora de pedir la cuenta. Lo que sí ha modificado ha sido la forma en que pagamos: durante la crisis sanitaria, el pago con tarjeta superó por primera vez al efectivo a la hora de hacer la compra en España, según datos de la consultora Nielsen. Si antes del Covid-19 se abonaba al contado en el 61% de las ocasiones, ahora ocurre el 45%; mientras que el uso de la tarjeta ha pasado del 38% al 54%.
Aunque el auge del pago con tarjeta no es nuevo. Desde 2008, los españoles vamos menos al cajero y las operaciones de compras en terminales de punto de venta (TPV) no han parado de crecer. En este contexto, el covid-19 no ha hecho más que acelerar el paso hacia una economía de bajo contacto, más conocida como ‘low touch economy’.
El auge del comercio electrónico y el miedo a que los billetes o las monedas sean vehículo de transmisión del coronavirus —pese a la insistencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Central Europeo (BCE) en asegurar que la probabilidad de contagio es muy baja— han hecho que la desaparición del efectivo en algunos monederos sea ya una realidad, fulminando las reticencias de algunos comerciantes a la hora de aceptar el pago con tarjeta. Un panorama que reabre un debate recurrente: ¿desaparecerá el dinero físico de nuestras vidas?. Para dar respuesta a esta pregunta y reflexionar sobre el futuro de los pagos digitales, CaixaBank ha organizado un encuentro virtual en el que han participado Eduardo Prieto, director general de Visa España, y Silvana Churruca, CEO de Payment Innovation Hub.
Los expertos coinciden en que hemos pasado de un predominio del dinero en efectivo a un ecosistema conformado por varias opciones de pago que conviven en la actualidad —con mayor o menor implantación— en una sociedad que demanda sistemas cada vez más rápidos, seguros y eficientes. En este sentido, la CEO de Payment Innovation Hub destaca que durante la ‘nueva normalidad’ se ha experimentado un “impulso adicional en todo lo que sea pago sin contacto o ‘contactless”, mientras que el director general de Visa España da un paso más allá y asegura que “cada vez vamos a utilizar más el pago móvil para nuestras compras diarias”.
A principios de este siglo, era inimaginable pagar con un móvil, y mucho menos con una pulsera inteligente. Hoy, los pagos invisibles —que buscan reducir al mínimo los pasos a la hora de comprar— comienzan a popularizarse, y Churruca afirma que “tenemos que resaltar otro tipo de tecnologías que están en proceso de despliegue, como la tecnología biométrica, que está ayudando a resolver algunos de los desafíos clave que nos plantea la nueva normalidad”. Prieto también pone el foco en el reconocimiento facial como un elemento de autentificación del cliente y no descarta que en un futuro esta función también la puedan cumplir “el iris, la voz o las pulsaciones”.
Por Ferran Martínez-Aira
Hay costumbres que la pandemia no ha conseguido cambiar, como el clásico gesto que dibujamos en el aire a la hora de pedir la cuenta. Lo que sí ha modificado ha sido la forma en que pagamos: durante la crisis sanitaria, el pago con tarjeta superó por primera vez al efectivo a la hora de hacer la compra en España, según datos de la consultora Nielsen. Si antes del Covid-19 se abonaba al contado en el 61% de las ocasiones, ahora ocurre el 45%; mientras que el uso de la tarjeta ha pasado del 38% al 54%.
Aunque el auge del pago con tarjeta no es nuevo. Desde 2008, los españoles vamos menos al cajero y las operaciones de compras en terminales de punto de venta (TPV) no han parado de crecer. En este contexto, el covid-19 no ha hecho más que acelerar el paso hacia una economía de bajo contacto, más conocida como ‘low touch economy’.
El auge del comercio electrónico y el miedo a que los billetes o las monedas sean vehículo de transmisión del coronavirus —pese a la insistencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Central Europeo (BCE) en asegurar que la probabilidad de contagio es muy baja— han hecho que la desaparición del efectivo en algunos monederos sea ya una realidad, fulminando las reticencias de algunos comerciantes a la hora de aceptar el pago con tarjeta. Un panorama que reabre un debate recurrente: ¿desaparecerá el dinero físico de nuestras vidas?. Para dar respuesta a esta pregunta y reflexionar sobre el futuro de los pagos digitales, CaixaBank ha organizado un encuentro virtual en el que han participado Eduardo Prieto, director general de Visa España, y Silvana Churruca, CEO de Payment Innovation Hub.
Los expertos coinciden en que hemos pasado de un predominio del dinero en efectivo a un ecosistema conformado por varias opciones de pago que conviven en la actualidad —con mayor o menor implantación— en una sociedad que demanda sistemas cada vez más rápidos, seguros y eficientes. En este sentido, la CEO de Payment Innovation Hub destaca que durante la ‘nueva normalidad’ se ha experimentado un “impulso adicional en todo lo que sea pago sin contacto o ‘contactless”, mientras que el director general de Visa España da un paso más allá y asegura que “cada vez vamos a utilizar más el pago móvil para nuestras compras diarias”.
A principios de este siglo, era inimaginable pagar con un móvil, y mucho menos con una pulsera inteligente. Hoy, los pagos invisibles —que buscan reducir al mínimo los pasos a la hora de comprar— comienzan a popularizarse, y Churruca afirma que “tenemos que resaltar otro tipo de tecnologías que están en proceso de despliegue, como la tecnología biométrica, que está ayudando a resolver algunos de los desafíos clave que nos plantea la nueva normalidad”. Prieto también pone el foco en el reconocimiento facial como un elemento de autentificación del cliente y no descarta que en un futuro esta función también la puedan cumplir “el iris, la voz o las pulsaciones”.