El sexo como profesión y la política
La legislación sobre el trabajo sexual no es uniforme en todo el mundo. Incluso en los estados en los que está despenalizado, quienes lo ejercen suelen ser estigmatizados y marginados, lo que puede dificultar la búsqueda de apoyo legal en casos de discriminación, por ejemplo, por discriminación racial por parte del dueño de un club de estriptís, la negación del pago por parte de un cliente, agresiones y violaciones.
Por ejemplo, el Gremio Canadiense para el Trabajo Erótico presiona para lograr la legalización del trabajo sexual: la eliminación de las regulaciones estatales sobre el mismo, que consideran más represivas que las impuestas a otros empleados y negocios; el reconocimiento y la protección a través de las leyes regulares de empleo; el derecho a formar y a integrarse en asociaciones y sindicatos profesionales —sobre todo para participar en negociaciones colectivas—; y el derecho a viajar y a cruzar legalmente fronteras con fines profesionales. Argumentan también que la legalización del trabajo sexual permitiría llevarlo a cabo en circunstancias mejor organizadas, en las que las regulaciones legalmente exigibles, como el uso obligatorio de condones y las revisiones médicas obligatorias a los trabajadores, ayudararían a reducir la transmisión del VIH-SIDA y muchas otras infecciones de transmisión sexual.
En Países Bajos, Alemania, Nueva Zelanda, en algunos estados de Australia y en el estado estadounidense de Nevada, el trabajo sexual es reconocido por sus gobiernos. Allí, el término trabajador sexual se usa con frecuencia por quienes apoyan sus derechos.
El crecimiento del turismo sexual ha conllevado un gran incremento de la industria del sexo. En algunos países, las industrias de sexo legal pueden suponer una aportación importante a la economía de algunos centros urbanos. Un ejemplo es el barrio de Reeperbahn, en Hamburgo, una zona de prostitución legalizada que paga impuestos y que ofrece servicios a turistas de todo el mundo.
Las industrias del sexo y sus trabajadores tienden a proliferar junto a las bases militares. Por ejemplo el puerto naval británico de Portsmouth tuvo industria local de sexo exitosa durante el siglo XIX, y hasta los inicios de la década de 1990 había grandes distritos de luces rojas cerca de las bases estadounidenses en Filipinas. El famoso distrito de entretenimiento de Patpong, en Bangkok, Tailandia, empezó siendo una zona de R&R, siglas de Rest & Recovery, en castellano «descanso y recuperación» para las tropas estadounidenses que servían en la guerra de Vietnam a principios de la década de 1970.
Existen páginas de información disponibles para quienes están pensando en entrar en la industria del sexo y buscan información sobre su modo de funcionamiento. Dichas páginas dan información sobre cualquier cosa, desde cómo iniciarse hasta consejos acerca de la seguridad y la higiene.
La legislación sobre el trabajo sexual no es uniforme en todo el mundo. Incluso en los estados en los que está despenalizado, quienes lo ejercen suelen ser estigmatizados y marginados, lo que puede dificultar la búsqueda de apoyo legal en casos de discriminación, por ejemplo, por discriminación racial por parte del dueño de un club de estriptís, la negación del pago por parte de un cliente, agresiones y violaciones.
Por ejemplo, el Gremio Canadiense para el Trabajo Erótico presiona para lograr la legalización del trabajo sexual: la eliminación de las regulaciones estatales sobre el mismo, que consideran más represivas que las impuestas a otros empleados y negocios; el reconocimiento y la protección a través de las leyes regulares de empleo; el derecho a formar y a integrarse en asociaciones y sindicatos profesionales —sobre todo para participar en negociaciones colectivas—; y el derecho a viajar y a cruzar legalmente fronteras con fines profesionales. Argumentan también que la legalización del trabajo sexual permitiría llevarlo a cabo en circunstancias mejor organizadas, en las que las regulaciones legalmente exigibles, como el uso obligatorio de condones y las revisiones médicas obligatorias a los trabajadores, ayudararían a reducir la transmisión del VIH-SIDA y muchas otras infecciones de transmisión sexual.
En Países Bajos, Alemania, Nueva Zelanda, en algunos estados de Australia y en el estado estadounidense de Nevada, el trabajo sexual es reconocido por sus gobiernos. Allí, el término trabajador sexual se usa con frecuencia por quienes apoyan sus derechos.
El crecimiento del turismo sexual ha conllevado un gran incremento de la industria del sexo. En algunos países, las industrias de sexo legal pueden suponer una aportación importante a la economía de algunos centros urbanos. Un ejemplo es el barrio de Reeperbahn, en Hamburgo, una zona de prostitución legalizada que paga impuestos y que ofrece servicios a turistas de todo el mundo.
Las industrias del sexo y sus trabajadores tienden a proliferar junto a las bases militares. Por ejemplo el puerto naval británico de Portsmouth tuvo industria local de sexo exitosa durante el siglo XIX, y hasta los inicios de la década de 1990 había grandes distritos de luces rojas cerca de las bases estadounidenses en Filipinas. El famoso distrito de entretenimiento de Patpong, en Bangkok, Tailandia, empezó siendo una zona de R&R, siglas de Rest & Recovery, en castellano «descanso y recuperación» para las tropas estadounidenses que servían en la guerra de Vietnam a principios de la década de 1970.
Existen páginas de información disponibles para quienes están pensando en entrar en la industria del sexo y buscan información sobre su modo de funcionamiento. Dichas páginas dan información sobre cualquier cosa, desde cómo iniciarse hasta consejos acerca de la seguridad y la higiene.