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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: La perogrullada...

La perogrullada

Cuando alguien emite una expresión tan evidente o tan sabida que resulta una afirmación trivial o apodíctica, o técnicamente un truismo, suele opinarse que se dijo una perogrullada o una verdad de Perogrullo. Igualmente, cuando se pregunta ociosa o inútilmente por algo porque su respuesta se está viendo, se llama "pregunta del aragonés / que preguntas lo que ves". En retórica la perogrullada es semejante a la tautología, la redundancia o el pleonasmo: una definición tan simple que duplica su misma denominación. Por ejemplo: "Como dijo el Guerra, lo que no puede ser, no puede ser... y además es imposible". También puede adoptar la modalidad de una litotes o atenuación. Ejemplos: «cuando no hace frío hace calor o está agradable», o «en lo lleno no hay vacío» son perogrulladas o simplezas.

En el Diccionario de la lengua española (de la Real Academia Española) la perogrullada se define como «verdad o certeza que, por notoriamente sabida, es necedad o simpleza decirla».​ En el diccionario de María Moliner,​ donde se le define como «dicho propio de Perogrullo», se dedica una entrada al autor de esas verdades:

«Perogrullo (de “Pedro” y “Grullo”): personaje supuesto al que se atribuyen humorísticamente las sentencias o afirmaciones de contenido tan sabido y natural que es una tontería decirlas.»

Quien inventó el vocablo perogrullada fue Francisco de Quevedo, en su libro Los sueños (1622), en concreto en la Visita de los Chistes, también conocida como Sueño de la Muerte, donde interviene el «gran profeta» Pero Grullo: «Yo soy Pedro y no Pero Grullo, que quitándome una d en el nombre me hacéis el santo fruta». Y el personaje ofrece diez profecías, a las cuales Quevedo denomina perogrulladas. 4​ Sirva de ejemplo esta:

Andarase con los pies,
volarase con las plumas,
serán seis dos veces tres
por muy mal que hagas las sumas.