Otros personajes (y otras obviedades)
Aparte del aragonés preguntón, el Alcalde de Boceguillas era citado en la literatura clásica por sus sentencias perogrullescas, hasta el punto de que se hizo frase hecha "senténcielo un alcalde de Boceguillas". Aunque «se haya sacado la rifa del tigre sin haber comprado boleto», probablemente el personaje precursor de las perogrulladas haya sido un militar francés, por lo cual en Francia existe una versión similar: verités de Monsieur de La Palisse (verdades del señor de La Palisse), o lapalissades («lapalisadas»).
Su nombre era Jacques II de Chabannes, o Jacques de la Palice (Lapalisse es el nombre actual de la ciudad de Palice). Pero él no fue autor de alguna «lapalisada»: perogrullada. Era un valiente mariscal al servicio del rey Francisco I. Falleció en 1525 durante el sitio a Pavía, Lombardía, Italia.
El último estiquio (verso) de una copla de una canción elegíaca, compuesta por soldados a su mando, quienes deseaban honrarlo por su arrojo, devino en perogrullada por cuatro razones desafortunadas:
1) ambigüedad gráfica de las letras s y f, que entonces eran muy semejantes: ſ y f (coexistían la s normal, o redonda, y la letra ſ o «ese» larga);
2) asonancia: semejanza fonética de dos palabras;
3) separación incierta entre vocablos, que generaba incertidumbre acerca de si se trataba de una o más dicciones;
4) diferencia semántica (significado) a causa de tal deficiencia separadora.
La estrofa era la siguiente:
Hélas, La Palice est mort,
il est mort devant Pavie
hélas, s'il n'estoit pas mort
il ſerait encore envie.
Por lo tanto este último verso se publicó así:
il serait encore en vie.
Literalmente las traducciones respectivas son:
él haría (provocaría, daría) todavía envidia, y él estaría todavía en vida.
El epitafio de La Palice contenía esta inscripción:
Ci-gît le Seigneur de La Palice
S’il n’était mort il ferait encore envie
(Aquí yace el señor de La Palice
Si no hubiera muerto daría todavía envidia)
Esta ingenuidad motivó que, en el siglo XVIII, Bernard de La Monnoye publicara una extensa (52 estrofas) versión irónica de la canción.
Aparte del aragonés preguntón, el Alcalde de Boceguillas era citado en la literatura clásica por sus sentencias perogrullescas, hasta el punto de que se hizo frase hecha "senténcielo un alcalde de Boceguillas". Aunque «se haya sacado la rifa del tigre sin haber comprado boleto», probablemente el personaje precursor de las perogrulladas haya sido un militar francés, por lo cual en Francia existe una versión similar: verités de Monsieur de La Palisse (verdades del señor de La Palisse), o lapalissades («lapalisadas»).
Su nombre era Jacques II de Chabannes, o Jacques de la Palice (Lapalisse es el nombre actual de la ciudad de Palice). Pero él no fue autor de alguna «lapalisada»: perogrullada. Era un valiente mariscal al servicio del rey Francisco I. Falleció en 1525 durante el sitio a Pavía, Lombardía, Italia.
El último estiquio (verso) de una copla de una canción elegíaca, compuesta por soldados a su mando, quienes deseaban honrarlo por su arrojo, devino en perogrullada por cuatro razones desafortunadas:
1) ambigüedad gráfica de las letras s y f, que entonces eran muy semejantes: ſ y f (coexistían la s normal, o redonda, y la letra ſ o «ese» larga);
2) asonancia: semejanza fonética de dos palabras;
3) separación incierta entre vocablos, que generaba incertidumbre acerca de si se trataba de una o más dicciones;
4) diferencia semántica (significado) a causa de tal deficiencia separadora.
La estrofa era la siguiente:
Hélas, La Palice est mort,
il est mort devant Pavie
hélas, s'il n'estoit pas mort
il ſerait encore envie.
Por lo tanto este último verso se publicó así:
il serait encore en vie.
Literalmente las traducciones respectivas son:
él haría (provocaría, daría) todavía envidia, y él estaría todavía en vida.
El epitafio de La Palice contenía esta inscripción:
Ci-gît le Seigneur de La Palice
S’il n’était mort il ferait encore envie
(Aquí yace el señor de La Palice
Si no hubiera muerto daría todavía envidia)
Esta ingenuidad motivó que, en el siglo XVIII, Bernard de La Monnoye publicara una extensa (52 estrofas) versión irónica de la canción.