Consejos para una boca sana
1. Cepillarse dos veces al día. Tras el desayuno y la cena, durante dos minutos. Además, hay que pasar la seda dental o los cepillos interproximales una vez al día. “Si el paciente tiene mayor riesgo de caries, deberá cepillarse también después de la comida”, puntualiza la doctora Filipa Pereira, Directora Médica de Caser Dental.
2. Cuidar los dientes desde el nacimiento:
1. La salud bucodental comienza antes de que salga el primer diente. “En los bebés hay que limpiar las encías, la lengua, el paladar y el interior de las mejillas con una gasa, la punta de un paño o un dedal de silicona humedecido”, explica la doctora Pereira.
2. Con la irrupción del primer diente empieza la etapa del cepillado. Hay que utilizar los mismos instrumentos anteriores junto con una pasta fluorada con 1000 ppm de flúor, en una cantidad similar a la de un grano de arroz. Cuando aparecen las primeras muelas, también hay que pasar un hilo dental.
3. Crear el hábito Es importante que los niños incorporen la rutina del lavado de dientes. Hasta los 8 años hay que supervisar y repasar el cepillado. La adolescencia es un momento en el que la higiene bucodental se resiente, por lo que la doctora Pereira recomienda “comprar un cepillo eléctrico y explicar las consecuencias de una mala higiene oral”.
4. Extremar la atención en el embarazo: “En esta etapa hay una mayor tendencia a la inflamación de las encías, se descuidan los hábitos de higiene oral y el esmalte se puede debilitar. Además, aumenta el riesgo de gingivitis y caries”, concreta la doctora Pereira.
5. Visitar al dentista: Una cita anual es suficiente. Sin embargo, y tal y como puntualiza la doctora Pereira, “los pacientes con mala higiene oral, problemas periodontales no controlados o con un alto riesgo de caries, deben acudir al dentista dos veces al año o cuando lo paute su médico”.
6. Vigilar la alimentación: “Las galletas y las chucherías tienen un alto índice cariogénico y consumirlos con frecuencia no es beneficioso. Y lo mismo ocurre con las bebidas refrigerantes”, aclara la doctora Pereira. Además, no fumar ni consumir mucho alcohol es fundamental.
1. Cepillarse dos veces al día. Tras el desayuno y la cena, durante dos minutos. Además, hay que pasar la seda dental o los cepillos interproximales una vez al día. “Si el paciente tiene mayor riesgo de caries, deberá cepillarse también después de la comida”, puntualiza la doctora Filipa Pereira, Directora Médica de Caser Dental.
2. Cuidar los dientes desde el nacimiento:
1. La salud bucodental comienza antes de que salga el primer diente. “En los bebés hay que limpiar las encías, la lengua, el paladar y el interior de las mejillas con una gasa, la punta de un paño o un dedal de silicona humedecido”, explica la doctora Pereira.
2. Con la irrupción del primer diente empieza la etapa del cepillado. Hay que utilizar los mismos instrumentos anteriores junto con una pasta fluorada con 1000 ppm de flúor, en una cantidad similar a la de un grano de arroz. Cuando aparecen las primeras muelas, también hay que pasar un hilo dental.
3. Crear el hábito Es importante que los niños incorporen la rutina del lavado de dientes. Hasta los 8 años hay que supervisar y repasar el cepillado. La adolescencia es un momento en el que la higiene bucodental se resiente, por lo que la doctora Pereira recomienda “comprar un cepillo eléctrico y explicar las consecuencias de una mala higiene oral”.
4. Extremar la atención en el embarazo: “En esta etapa hay una mayor tendencia a la inflamación de las encías, se descuidan los hábitos de higiene oral y el esmalte se puede debilitar. Además, aumenta el riesgo de gingivitis y caries”, concreta la doctora Pereira.
5. Visitar al dentista: Una cita anual es suficiente. Sin embargo, y tal y como puntualiza la doctora Pereira, “los pacientes con mala higiene oral, problemas periodontales no controlados o con un alto riesgo de caries, deben acudir al dentista dos veces al año o cuando lo paute su médico”.
6. Vigilar la alimentación: “Las galletas y las chucherías tienen un alto índice cariogénico y consumirlos con frecuencia no es beneficioso. Y lo mismo ocurre con las bebidas refrigerantes”, aclara la doctora Pereira. Además, no fumar ni consumir mucho alcohol es fundamental.