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Como se ha visto, el estrés es una respuesta natural ante una situación de incertidumbre, desconocida o complicada. Además es también una forma que tiene el cuerpo de activarse en momentos negativos o de amenaza para salir de la situación estresante. Sin embargo, se convierte en un problema cuando se convierte en algo habitual en nuestra vida diaria. Por ello, si detectamos algunas de las señales físicas del estrés, lo más importante es actuar rápido y combatir la fuente del problema, es decir, tratar de recurrir a medidas para reducir el estrés en nuestro día a día. Para ello, los expertos de NIVEA proponen poner en práctica estos consejos:
Hacer ejercicio con regularidad
La actividad física ayuda a liberar la energía y la tensión emocional acumulada y a destensar los músculos.
Y contribuye muy positivamente a la respiración, ya que aporta oxígeno a nuestro organismo. Los ejercicios aeróbicos de intensidad moderada, como caminar, bailar, nadar o montar en bicicleta son muy buenas opciones. Con 30-60 minutos al día entre tres y cinco veces a la semana es suficiente para ayudar a controlar los niveles de estrés o ansiedad.
Realizar actividades relajantes
Desde una ducha reconfortante o un baño de burbujas hasta ejercicios de respiración o relajación muscular, meditación o un momento de lectura.
Cada persona es diferente y no a todo el mundo le relajan las mismas actividades; pero, en general, dedicarse tiempo a uno mismo y a las personas que queremos es necesario para recordarnos qué es lo que importa de verdad.
Salir al aire libre para recibir la vitamina D del sol
La piel produce esta vitamina cuando está en contacto directo con la luz solar. Estudios recientes han demostrado que una falta de vitamina D está relacionada directamente con el estado de ánimo.
También influye en enfermedades cutáneas como el acné, la rosácea, la psoriasis o la dermatitis, o con la caída del cabello, que suelen agravarse en periodos de estrés.
Abrazarse más
La oxitocina es una hormona que posee numerosos beneficios para nuestra salud y que consigue contrarrestar el estrés, tanto psicológico como fisiológico. El último estudio científico de NIVEA confirmó que, sin oxitocina, las células cutáneas tienen más indicios de estrés. Pero además de esto, reveló que la oxitocina tiene efectos positivos sobre la piel sensible, ya que reduce su irritación e inflamación, e incluso hay ya evidencia sobre su incidencia en el proceso de envejecimiento cutáneo. Las caricias, los abrazos y el contacto físico con nuestros seres queridos están relacionados con un aumento del nivel de oxitocina en la sangre, porque los receptores de la oxitocina están presentes en las células de la piel de forma completamente funcional. En consecuencia, eso sugiere que la oxitocina se libera a través del tacto de nuestra piel, por lo que comúnmente se la suele llamar «la hormona de la felicidad» y también «la hormona del amor».
Aunque las medidas de seguridad frente al coronavirus aún no permiten recuperar todos los abrazos y los besos que se quedaron pendientes, hay que ser conscientes de la importancia que tienen en nuestra salud y aprovechar cada momento con aquellas personas con las que sí podamos estrechar nuestro contacto físico.
Dormir lo necesario
La edad determina en gran medida cuántas horas debemos dormir al día. Los adultos deberían descansar entre 7 y 9 horas e intentar que no sean menos de 6. No cenar tarde o tomar cafeína poco antes de la hora de acostarse, mantener un horario fijo de sueño y dormir en una habitación con buenas condiciones (temperatura, ruido y luz apropiadas) ayudarán a conseguir un sueño reparador y saludable.
Llevar una dieta equilibrada
Eliminar el alcohol y el tabaco es el primer paso, así como reducir la ingesta de cafeína. Una alimentación saludable, rica en frutas y verduras, es imprescindible para tener cuerpo y mente sanos.
Mantener una buena hidratación
La deshidratación favorece la circulación del cortisol, la hormona encargada de mantener el cuerpo en tensión. Tener una botella de agua cerca ayudará a la concentración y a rebajar la sensación de cansancio, tristeza y fatiga.
Asimismo, la piel es una de las vías por las que más hidratación se pierde, junto con la respiración. Mantener la piel en un buen nivel de hidratación ayudará a conservarlo en el resto del cuerpo. Para ello, es suficiente con seguir una buena rutina de cuidados, tanto a nivel facial (limpieza, tónico, sérum y crema) como también hidratar la piel de nuestro cuerpo a diario (por ejemplo, después de la ducha).
Si persiste, acudir a un profesional
Estar constantemente estresado no es saludable y no debemos tomarlo como algo normal.
Si el sentimiento de agobio perturba la vida diaria (por ejemplo, si nos impide hacer bien nuestro trabajo o relacionarnos con nuestra familia y amigos) o si dura un tiempo prolongado, lo mejor es tomar medidas o acudir a un especialista. Es importante ponerle remedio para que no perjudique gravemente la salud a largo plazo.
La doctora María Agustina Segurado, experta asesora de NIVEA, ha comentado: "El estrés puede tener una connotación positiva o negativa en función de la causa que lo provoque y del grado en el que altere nuestras relaciones o nuestra rutina diaria. Durante la pandemia el estrés ha afectado a muchísima gente que tenía miedo de contagiarse, de que sus seres queridos enfermaran, y eso, unido a los efectos del distanciamiento social, ha supuesto mucho agotamiento mental además de muchas secuelas en la piel. Por eso, en NIVEA creemos que es importante saber cuándo nuestro cuerpo nos está avisando de que necesitamos un descanso, y de que la ansiedad se ha vuelto demasiado pesada. El estrés desencadena muchas reacciones fisiológicas que dañan la piel, si no se aborda a tiempo. Por ello, es importante no asumir que el agobio continuado es algo normal, sino que hay que ponerle remedio para evitar daños físicos permanentes".
Como se ha visto, el estrés es una respuesta natural ante una situación de incertidumbre, desconocida o complicada. Además es también una forma que tiene el cuerpo de activarse en momentos negativos o de amenaza para salir de la situación estresante. Sin embargo, se convierte en un problema cuando se convierte en algo habitual en nuestra vida diaria. Por ello, si detectamos algunas de las señales físicas del estrés, lo más importante es actuar rápido y combatir la fuente del problema, es decir, tratar de recurrir a medidas para reducir el estrés en nuestro día a día. Para ello, los expertos de NIVEA proponen poner en práctica estos consejos:
Hacer ejercicio con regularidad
La actividad física ayuda a liberar la energía y la tensión emocional acumulada y a destensar los músculos.
Y contribuye muy positivamente a la respiración, ya que aporta oxígeno a nuestro organismo. Los ejercicios aeróbicos de intensidad moderada, como caminar, bailar, nadar o montar en bicicleta son muy buenas opciones. Con 30-60 minutos al día entre tres y cinco veces a la semana es suficiente para ayudar a controlar los niveles de estrés o ansiedad.
Realizar actividades relajantes
Desde una ducha reconfortante o un baño de burbujas hasta ejercicios de respiración o relajación muscular, meditación o un momento de lectura.
Cada persona es diferente y no a todo el mundo le relajan las mismas actividades; pero, en general, dedicarse tiempo a uno mismo y a las personas que queremos es necesario para recordarnos qué es lo que importa de verdad.
Salir al aire libre para recibir la vitamina D del sol
La piel produce esta vitamina cuando está en contacto directo con la luz solar. Estudios recientes han demostrado que una falta de vitamina D está relacionada directamente con el estado de ánimo.
También influye en enfermedades cutáneas como el acné, la rosácea, la psoriasis o la dermatitis, o con la caída del cabello, que suelen agravarse en periodos de estrés.
Abrazarse más
La oxitocina es una hormona que posee numerosos beneficios para nuestra salud y que consigue contrarrestar el estrés, tanto psicológico como fisiológico. El último estudio científico de NIVEA confirmó que, sin oxitocina, las células cutáneas tienen más indicios de estrés. Pero además de esto, reveló que la oxitocina tiene efectos positivos sobre la piel sensible, ya que reduce su irritación e inflamación, e incluso hay ya evidencia sobre su incidencia en el proceso de envejecimiento cutáneo. Las caricias, los abrazos y el contacto físico con nuestros seres queridos están relacionados con un aumento del nivel de oxitocina en la sangre, porque los receptores de la oxitocina están presentes en las células de la piel de forma completamente funcional. En consecuencia, eso sugiere que la oxitocina se libera a través del tacto de nuestra piel, por lo que comúnmente se la suele llamar «la hormona de la felicidad» y también «la hormona del amor».
Aunque las medidas de seguridad frente al coronavirus aún no permiten recuperar todos los abrazos y los besos que se quedaron pendientes, hay que ser conscientes de la importancia que tienen en nuestra salud y aprovechar cada momento con aquellas personas con las que sí podamos estrechar nuestro contacto físico.
Dormir lo necesario
La edad determina en gran medida cuántas horas debemos dormir al día. Los adultos deberían descansar entre 7 y 9 horas e intentar que no sean menos de 6. No cenar tarde o tomar cafeína poco antes de la hora de acostarse, mantener un horario fijo de sueño y dormir en una habitación con buenas condiciones (temperatura, ruido y luz apropiadas) ayudarán a conseguir un sueño reparador y saludable.
Llevar una dieta equilibrada
Eliminar el alcohol y el tabaco es el primer paso, así como reducir la ingesta de cafeína. Una alimentación saludable, rica en frutas y verduras, es imprescindible para tener cuerpo y mente sanos.
Mantener una buena hidratación
La deshidratación favorece la circulación del cortisol, la hormona encargada de mantener el cuerpo en tensión. Tener una botella de agua cerca ayudará a la concentración y a rebajar la sensación de cansancio, tristeza y fatiga.
Asimismo, la piel es una de las vías por las que más hidratación se pierde, junto con la respiración. Mantener la piel en un buen nivel de hidratación ayudará a conservarlo en el resto del cuerpo. Para ello, es suficiente con seguir una buena rutina de cuidados, tanto a nivel facial (limpieza, tónico, sérum y crema) como también hidratar la piel de nuestro cuerpo a diario (por ejemplo, después de la ducha).
Si persiste, acudir a un profesional
Estar constantemente estresado no es saludable y no debemos tomarlo como algo normal.
Si el sentimiento de agobio perturba la vida diaria (por ejemplo, si nos impide hacer bien nuestro trabajo o relacionarnos con nuestra familia y amigos) o si dura un tiempo prolongado, lo mejor es tomar medidas o acudir a un especialista. Es importante ponerle remedio para que no perjudique gravemente la salud a largo plazo.
La doctora María Agustina Segurado, experta asesora de NIVEA, ha comentado: "El estrés puede tener una connotación positiva o negativa en función de la causa que lo provoque y del grado en el que altere nuestras relaciones o nuestra rutina diaria. Durante la pandemia el estrés ha afectado a muchísima gente que tenía miedo de contagiarse, de que sus seres queridos enfermaran, y eso, unido a los efectos del distanciamiento social, ha supuesto mucho agotamiento mental además de muchas secuelas en la piel. Por eso, en NIVEA creemos que es importante saber cuándo nuestro cuerpo nos está avisando de que necesitamos un descanso, y de que la ansiedad se ha vuelto demasiado pesada. El estrés desencadena muchas reacciones fisiológicas que dañan la piel, si no se aborda a tiempo. Por ello, es importante no asumir que el agobio continuado es algo normal, sino que hay que ponerle remedio para evitar daños físicos permanentes".