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Interpretación

Hipótesis extraterrestre

Artículo principal: Hipótesis extraterrestre

La idea de que los ovnis son naves extraterrestres se planteó ya con el Incidente de Roswell y ha sido una explicación recurrente desde aquel momento. Los escépticos suelen emplear un principio básico de la ciencia según el cual «para poder afirmar la existencia de fenómenos extraordinarios se requieren pruebas concluyentes». Hacen hincapié en que no se han aportado pruebas fiables que respalden la hipótesis de que el fenómeno ovni mantiene relación con naves extraterrestres. El doctor Neil DeGrasse Tyson afirma contundentemente que si se ve algo en el cielo desconocido para nosotros no se debe concluir cualquier cosa, sino «dejar de hablar».

La ausencia total de pruebas ha sido una constante cuando se trata de indicar un origen extraterrestre. Participantes en el Proyecto Libro Azul, como Donald Keyhoe, manifestaron muy pronto que las pruebas debían existir, pero las fuerzas aéreas estadounidenses las retenían. La hipótesis del encubrimiento o teoría conspirativa ha sido esgrimida por los defensores de la procedencia extraterrestre cuando se solicitan evidencias. Los escépticos continúan afirmando que la carga de la prueba le corresponde a quien hace la afirmación.​ Si las fuerzas armadas ocultan las que poseen les correspondería a los defensores del vínculo extraterrestre-ovni aportar otras. La razón por la cual los defensores de dicho vínculo nunca reúnen ni enseñan sus evidencias la dio supuestamente Gray Barker. Barker informó en 1956 al público en general sobre la existencia de unos individuos, a los que denominó «hombres de negro» por la indumentaria que lucían —MIB por sus siglas en inglés man in black—, que amenazaban a periodistas como Albert K. Bender con funestas consecuencias en el caso de continuar revelando secretos sobre la procedencia de los ovnis.

Respecto a la capacidad de los MIB para neutralizar cualquier prueba definitiva sobre el origen de los ovnis se alegan experiencias con sistemas muy cerrados y reticentes a la entrega de información. Así, la Historia demuestra que de la Unión Soviética se obtuvo información pese a que su régimen llegó a quemar vivos a los traidores. En el caso del Proyecto Manhattan los soviéticos lograron obtener datos precisos para saber lo que se probaba y los resultados obtenidos en Álamo Gordo.​ Incluso de Corea del Norte se han obtenido pruebas verificables y contrastables sobre los movimientos de prisioneros para investigar con ellos armas biológicas.

Científicos como Edward Gondon, Donald Menzel o Carl Sagan han afirmado que, cuando los informes de ovnis se estudian en profundidad, la mayoría de los casos logra ser identificado con certeza en porcentajes parecidos a los arrojados por el Proyecto Libro Azul, es decir, fraudes, alucinaciones, malas interpretaciones y sobre todo pareidolias de fenómenos conocidos (cometas, fenómenos atmosféricos, satélites, basura espacial, aviones, prototipos de naves terrestres, nube lenticular, etc.). A lo que los defensores de la conexión ovni-extraterrestre mantienen que lo importante radica en ese pequeño porcentaje de no identificados. Es la llamada falacia del residuo.​ Esta postura es respondida por los escépticos afirmando que la falacia residual no prueba nada porque la existencia de un pequeño porcentaje inexplicado es común a cualquier disciplina con un número considerable de casos. Así, en criminología siempre quedan algunos asesinatos sin aclarar y lo mismo en los accidentes de tráfico, siempre existe un pequeño porcentaje que no puede ser explicado, lo que no prueba la existencia de vampiros, zombis o seres demoníacos.

Pese a los argumentos en contra, la ufología ha formulado varias conjeturas o hipótesis sobre la procedencia del pequeño índice de casos sin resolver:

• Hipótesis intraterrestre: es la que afirma que la Tierra es casi hueca y en su interior habita una civilización mucho más avanzada que la humana.

• Hipótesis interdimensional: postula que los ovnis provendrían de otras dimensiones dentro de otros planos de nuestro Universo, o en dimensiones no pertenecientes a nuestro universo, es decir del multiverso. Sus tripulantes serían seres pertenecientes a esas dimensiones.

• Hipótesis intertemporal: defiende que el origen de los ovnis estaría en tiempos pasados o futuros y que, por tanto, sus tripulantes serían seres (humanos o no humanos) pertenecientes a estos lugares y otros tiempos. Indicándose que estos seres poseerían los medios para poder viajar en el espacio-tiempo.

• Hipótesis de los proyectos secretos: es la que defiende que una gran parte de las observaciones no explicadas corresponden a nuevos prototipos aeronáuticos con tecnología furtiva, motores con mínimas emisiones de luz y calor, toberas orientables, hipervelocidad y otros adelantos que no los hacen fácilmente identificables, ni siquiera por pilotos y radaristas civiles. Aparatos como el SR-71 fueron totalmente secretos, pese al gran número de corporaciones y personas que trabajaron en él, hasta que el Gobierno estadounidense decidió revelar su existencia bajo dos palabras «Proyecto Aurora», en información recogida por Juan Antonio Guerrero.​ Según Luis Alfonso Gámez y otros autores, en este caso los ufólogos y los medios donde suelen escribir hacen la veces de «tontos útiles». Así contribuyen a expulsar las miradas de otro tipo de prensa sobre los hechos, reduciendo las noticias de nuevos prototipos y sus capacidades a un círculo pequeño y poco acreditado. Semejanzas similares se han entablado entre varias observaciones que posteriormente han encajado con la forma del Lockheed F-117 Nighthawk o el Northrop Grumman B-2 Spirit.