Hipótesis psicosocial
En 1977, el ufólogo francés Michel Monnerie publicó el libro Et si les ovnis n'existaient pas? donde planteaba que el fenómeno ovni es un mito surgido en la era espacial y con una base absolutamente psicosocial. Los testigos interpretan erróneamente y transforman imaginativamente fenómenos convencionales por medio de condicionamientos culturales y autosugestión. Pasaríamos por tanto del énfasis en el objeto externo en detrimento de la psicología del testigo, propio de la hipótesis extraterrestre, al otro lado de la balanza, experiencias subjetivas plenamente psíquicas sin agente externo.
La hipótesis psicosocial o psicosociológica se puede definir como:
Se trata de una corriente que se ha alejado del estudio convencional del caso ovni y la supuesta materialidad del objeto observado para poner atención en el testigo, en la sociedad en la que la información se produce y en la cultura en la que el mito extraterrestre se ha desarrollado. Se considera a sí misma como una ufología crítica, centrada no ya en el «objeto» ovni, sino en el objeto sociocultural que el ovni representa.
Esta negativa de la realidad objetiva de los ovnis atrajo la atención de los investigadores más racionalistas que ya cuestionaban la hipótesis extraterrestre, entre ellos Bertrand Méheust, quien mostró que la imaginería ovni desarrollada a partir de 1947 ya figuraba representada desde hacía décadas en la literatura de ciencia ficción, ampliando posteriormente dicho paralelismo al folclore, los mitos y las leyendas ancestrales.
Gradualmente fue conformándose la denominada «nueva ufología» a partir de representantes provenientes de la escuela paraufológica iniciada por Jacques Vallée, que aun presentando a su vez fundamentos sociológicos terminaría desarrollando su propia hipótesis homónima.
Sin embargo, la crítica principal hacia los nuevos escépticos ha corrido pareja a la de sus antecesores: la inabarcabilidad del carácter absurdo y genuínamente anómalo del fenómeno ovni ha terminado por gestar un nuevo reduccionismo polarizado exclusivamente en los procesos psicosociales. La interpretación mítica, antropológica y cultural resulta inevitable pero no implica per se un negativismo de toda aquella casuística inexplicada y aun a falta de demostración.
En 1977, el ufólogo francés Michel Monnerie publicó el libro Et si les ovnis n'existaient pas? donde planteaba que el fenómeno ovni es un mito surgido en la era espacial y con una base absolutamente psicosocial. Los testigos interpretan erróneamente y transforman imaginativamente fenómenos convencionales por medio de condicionamientos culturales y autosugestión. Pasaríamos por tanto del énfasis en el objeto externo en detrimento de la psicología del testigo, propio de la hipótesis extraterrestre, al otro lado de la balanza, experiencias subjetivas plenamente psíquicas sin agente externo.
La hipótesis psicosocial o psicosociológica se puede definir como:
Se trata de una corriente que se ha alejado del estudio convencional del caso ovni y la supuesta materialidad del objeto observado para poner atención en el testigo, en la sociedad en la que la información se produce y en la cultura en la que el mito extraterrestre se ha desarrollado. Se considera a sí misma como una ufología crítica, centrada no ya en el «objeto» ovni, sino en el objeto sociocultural que el ovni representa.
Esta negativa de la realidad objetiva de los ovnis atrajo la atención de los investigadores más racionalistas que ya cuestionaban la hipótesis extraterrestre, entre ellos Bertrand Méheust, quien mostró que la imaginería ovni desarrollada a partir de 1947 ya figuraba representada desde hacía décadas en la literatura de ciencia ficción, ampliando posteriormente dicho paralelismo al folclore, los mitos y las leyendas ancestrales.
Gradualmente fue conformándose la denominada «nueva ufología» a partir de representantes provenientes de la escuela paraufológica iniciada por Jacques Vallée, que aun presentando a su vez fundamentos sociológicos terminaría desarrollando su propia hipótesis homónima.
Sin embargo, la crítica principal hacia los nuevos escépticos ha corrido pareja a la de sus antecesores: la inabarcabilidad del carácter absurdo y genuínamente anómalo del fenómeno ovni ha terminado por gestar un nuevo reduccionismo polarizado exclusivamente en los procesos psicosociales. La interpretación mítica, antropológica y cultural resulta inevitable pero no implica per se un negativismo de toda aquella casuística inexplicada y aun a falta de demostración.