Los lunares
Lunar (la etimología de esta palabra es porque se atribuía la aparición de estas manchas al influjo de la Luna), en el lenguaje popular el término lunar alude a toda mancha persistente en la dermis y, en sentido lato, se llama lunar a cualquier alteración dérmica que presente diferencias de pigmentación respecto a la mayor parte de la piel, por este motivo son denominados lunares otras plasias de aspecto externo semejante como los nevus, los angiomas e incluso ciertos aspectos de los melanomas y queratosis.
Cuidados recomendados
Todos los seres humanos poseen lunares (incluso en las poblaciones de tez muy oscura, aunque en éstas son menos evidentes al no estar contrastados con el fondo dérmico), el lunar puede calificarse como un tumor benigno y por ende usualmente cursa sin ocasionar ningún problema (excepto algunos de tipo estético), el color típico de un lunar es el marrón, cuando los colores difieren (rojo, azul, etc.) se está tratando ya de los más problemáticos nevus.
Se recomienda la exéresis o extirpación de los lunares en las siguientes circunstancias:
*. Cuando están ubicados en zonas sujetas a frecuente rozamiento, presiones o golpes, o muy expuestas a la radiación ultravioleta (por ejemplo a la luz solar directa).
*. Cuando sus dimensiones son demasiado grandes (se considera que son demasiado grandes cuando sus diámetros superan los 6 mm).
* Cuando los contornos son irregulares o son asimétricos.
*. Cuando un lunar común (marrón) cambia de color o de otro aspecto.
*. Cuando un lunar común está rodeado de una aureola rojiza o cuando sangra.
Cuando pican o duelen persistentemente.
*. Cuando crecen con el pasar del tiempo.
Se recomienda a las personas que poseen gran cantidad de lunares (lunarejas), particulares precauciones ante las radiaciones ultravioletas (por ejemplo ante la luz solar).
¡Cuidado con los lunares!
Los dermatólogos nos aconsejan que vigilemos nuestros lunares habitualmente para evitar que puedan convertirse en melanomas. Hay que estar especialmente atentos a los cambios bruscos de tamaño y de color, si nos empieza a picar insistentemente o si sangra sin motivo. Además debemos vigilar los lunares desde pequeños porque tienen memoria.
Lunar (la etimología de esta palabra es porque se atribuía la aparición de estas manchas al influjo de la Luna), en el lenguaje popular el término lunar alude a toda mancha persistente en la dermis y, en sentido lato, se llama lunar a cualquier alteración dérmica que presente diferencias de pigmentación respecto a la mayor parte de la piel, por este motivo son denominados lunares otras plasias de aspecto externo semejante como los nevus, los angiomas e incluso ciertos aspectos de los melanomas y queratosis.
Cuidados recomendados
Todos los seres humanos poseen lunares (incluso en las poblaciones de tez muy oscura, aunque en éstas son menos evidentes al no estar contrastados con el fondo dérmico), el lunar puede calificarse como un tumor benigno y por ende usualmente cursa sin ocasionar ningún problema (excepto algunos de tipo estético), el color típico de un lunar es el marrón, cuando los colores difieren (rojo, azul, etc.) se está tratando ya de los más problemáticos nevus.
Se recomienda la exéresis o extirpación de los lunares en las siguientes circunstancias:
*. Cuando están ubicados en zonas sujetas a frecuente rozamiento, presiones o golpes, o muy expuestas a la radiación ultravioleta (por ejemplo a la luz solar directa).
*. Cuando sus dimensiones son demasiado grandes (se considera que son demasiado grandes cuando sus diámetros superan los 6 mm).
* Cuando los contornos son irregulares o son asimétricos.
*. Cuando un lunar común (marrón) cambia de color o de otro aspecto.
*. Cuando un lunar común está rodeado de una aureola rojiza o cuando sangra.
Cuando pican o duelen persistentemente.
*. Cuando crecen con el pasar del tiempo.
Se recomienda a las personas que poseen gran cantidad de lunares (lunarejas), particulares precauciones ante las radiaciones ultravioletas (por ejemplo ante la luz solar).
¡Cuidado con los lunares!
Los dermatólogos nos aconsejan que vigilemos nuestros lunares habitualmente para evitar que puedan convertirse en melanomas. Hay que estar especialmente atentos a los cambios bruscos de tamaño y de color, si nos empieza a picar insistentemente o si sangra sin motivo. Además debemos vigilar los lunares desde pequeños porque tienen memoria.