ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Historia ...

Historia

La Primera Orden de San Francisco fue fundada en 1209. Sus miembros eran conocidos como hermanos menores. A partir de 1210 san Francisco de Asís tuvo su residencia habitual en la iglesia de Porciúncula, en Asís, Italia. Santa Clara, una joven muchacha noble de Asís a la que le gustaban los sermones de san Francisco, se fue de la casa familiar con una amiga llamada Pacífica y se presentó en Porciúncula en la noche del Domingo de Ramos de 1212. San Francisco les cortó el cabello y les dio un hábito como el suyo. Posteriormente, las mandó a vivir al monasterio de monjas benedictinas de San Paolo de Bastia. Al cabo de unos días se trasladaron al monasterio de benedictinas de Sant Angelo, en el monte Subasio de la provincia de Perugia. Posteriormente se les unió una hermana de Clara, Inés, a la cual Francisco también cortó el pelo. Tiempo después, el obispo Guido de Cortona entregó a estas monjas la iglesia de San Damián en Asís. El propio san Francisco organizó la comunidad de San Damián, les aconsejó y les entregó numerosos escritos sobre vida religiosa.

El IV Concilio de Letrán de 1215 indicaba que todas las órdenes que no estaban aprobadas canónicamente debían tomar la regla de una orden ya aprobada. Las clarisas tomaron la regla benedictina. No obstante, Clara obtuvo de Inocencio III un singular "privilegio de pobreza".

Francisco conoció al cardenal Hugolino de Segni, obispo de Ostia y Velletri, en 1216. El cardenal Hugolino aprobó la regla de las clarisas de San Damián en 1219. Fue la primera mujer que escribió una regla para una comunidad.

Al principio a estas monjas se las conoció como hermanas menores, Cuando Hugolino usó el término hermanas pobres para el grupo de monjas de la iglesia de San Damián, san Francisco dijo que prefería que el nombre de las religiosas fuese el de damas pobres. Finalmente, el nombre "hermanas menores" fue suprimido por Gregorio IX en 1241.

El papa Honorio III aprobó la regla de la Primera Orden de San Francisco con la bula Solet annuere del 22 de noviembre de 1223. En 1227 Hugolino fue escogido papa como Gregorio IX. El papa Inocencio IV aprobó unas reglas para las clarisas con la bula Quoties a nobis del 23 de agosto de 1247. No obstante, posteriormente el pontífice dijo en la bula Inter personas del 6 de julio de 1250 que esta no era obligatoria para las monjas.

El 16 de septiembre de 1252 el papa Inocencio IV aprobó otra regla para la orden. El cardenal Reinaldo de Conti di Segni fue protector de los franciscanos desde 1227 y desde 1248 también lo fue de las clarisas. El 27 de abril de 1253 logró que el papa Inocencio IV visitase a santa Clara en Asís, donde pasaba el final de su vida.

La aprobación de la regla por bula de Inocencio IV tuvo lugar con la Solet annuere del 9 de agosto de 1253. Reinaldo llegó a sumo pontífice en 1254 como Alejandro IV y canonizó a santa Clara en la catedral de Agnani en 1255. En 1257 comenzó la construcción de la basílica de Santa Clara en Asís. En 1260 se enterró en este lugar el cuerpo de la santa. La basílica fue finalizada en 1265.

En 1221 el papa Honorio III aprobó el Memorial del propósito de los hermanos y hermanas de penitencia que viven en sus propias casas (conocido como el Memoriale), que va dirigido a todas las órdenes de penitencia en general, y que fue la primera norma usada por la Tercera Orden de San Francisco, fundada en el siglo XIII para hombres y mujeres seglares franciscanos.

La beata Isabel de Francia, hermana del rey san Luis IX, quiso fundar un monasterio de damas pobres cerca de París, bajo la inspiración de santa Clara. Elaboró una nueva regla que, posteriormente, fue estudiada y modificada por cinco teólogos franciscanos de la Universidad de París, entre los que estaba san Buenaventura de Fidanza. Esta regla fue aprobada por Alejandro IV el 27 de julio de 1263 y, finalmente, recibió la bula de Urbano IV Religionis augmentum del 27 de julio de 1263. Esta regla fue profesada por 10 conventos en Francia e Inglaterra,​ empezando por el primero de Longchamps, cerca de París. Aunque se trataba de una orden de clausura, tenía algunas modificaciones con respecto a la regla de santa Clara en espiritualidad y mitigaba el requisito de la pobreza, permitiendo que el convento tuviera rentas. Estas monjas también recibían asistencia espiritual de los franciscanos.

Durante su pontificado, Alejandro IV continuó siendo protector de franciscanos y clarisas. Cuando fue sucedido por Urbano IV en 1261, los franciscanos pidieron al papa que les asignase como protector al cardenal Juan Cayetano Orsini, lo que les fue concedido, aunque las clarisas tuvieron de protector a Esteban de Hungría, obispo de Palestrina. El papa Urbano IV, en la bula Inter personas del 19 de agosto de 1262, confirmó que en las circunstancias que se daban los franciscanos debían ser los que atendiesen las necesidades espirituales de las clarisas. Para tratar la jurisdicción franciscana de las clarisas y el papel del cardenal protector, el cardenal Cayetano de Orsino preparó una nueva regla para las clarisas, que fue aprobada por Urbano IV por bula del 18 de octubre de 1263. En esta regla el cardenal protector asignaba a las comunidades clarisas un visitador o un capellán, sin que este tuviese que ser necesariamente franciscano. También se consiguió la unificación con el mismo cardenal protector de todos los conventos de religiosas seguidoras de santa Clara, incluidos los fundados con la regla de la beata Isabel de Francia.​ La regla urbanista permitía que los conventos de clarisas tuvieran propiedades y rentas.​ También añadía el uso del escapulario.

Para tratar la jurisdicción franciscana de las clarisas y el papel del cardenal protector, el cardenal Cayetano de Orsino preparó una nueva regla para las clarisas, que fue aprobada por Urbano IV por bula del 18 de octubre de 1263. En esta regla el cardenal protector asignaba a las comunidades clarisas un visitador o un capellán, sin que este tuviese que ser necesariamente franciscano. También se consiguió la unificación con el mismo cardenal protector de todos los conventos de religiosas seguidoras de santa Clara, incluidos los fundados con la regla de la beata Isabel de Francia.