Luz ahora: 0,13348 €/kWh

ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Los mejores remedios caseros de la abuela para la salud...

Los mejores remedios caseros de la abuela para la salud II

Thyssennkrupp Home Solutions recopila algunos de los métodos tradicionales que siempre han funcionado

Los abuelos han estado tristemente de actualidad en los últimos meses. Fueron los primeros en padecer los efectos del covid-19, han sufrido la ausencia de sus familiares, especialmente de los nietos. Luego las cosas han ido cambiando, pero el futuro sigue siendo incierto. En todo caso, hay que reconocerles el mérito y el esfuerzo. Los abuelos, y especialmente las abuelas, han sido siempre fuentes de enseñanza, en la educación, en las relaciones con los niños, en las buenas recetas de siempre, en los consejos, en los dichos populares... y en muchas cosas más. También las abuelas han ido recogiendo de sus madres o de sus parientes más lejanos, algunas prácticas beneficiosas para la salud con elementos que están al alcance de la mano.

Por supuesto que a día de hoy, la medicina ha evolucionado tanto que siempre que haya algún tipo de molestia hay que ir al médico o consultar a un especialista y seguir sus indicaciones, sus prescripciones médicas y tomar los medicamentos que nos receten, aún así, no está de más añadir a nuestra cura productos naturales o ciertos remedios de toda la vida. Los expertos de www. thyssenkrupp-homesolutions. es han recopilado algunos de esos remedios caseros de la abuela que contribuyen a mejorar la salud y combatir malestares leves:

5. Callos en los pies
Curiosamente se pueden ablandar los callos con regaliz. No, no con el dulce negro, sino con la raíz de regaliz. El regaliz contiene una sustancia química similar al estrógeno que es particularmente eficaz para suavizar los callos. Todo lo que necesita hacer es frotar el regaliz contra los callos, pero también se puede triturar algunas barras de regaliz y mezclarlas con vaselina para hacer una pasta y aplicarla sobre los callos.

Otros remedios de la abuela son: bicarbonato sódico, haciendo una pasta con agua y aplicándolo durante 20 minutos, manzanilla templada en la que remojar el pie, frotar una cebolla directamente sobre el callo o un ajo machacado en aceite, también mezclar una parte de vinagre blanco con tres de agua y frotarla sobre los callos.

Eso sí, después de ablandarlos con cualquiera de estos métodos, hay que rasparlos con otro clásico, piedra pómez.

6. Orzuelos
Un orzuelo es la infección aguda de una glándula sebácea ubicada en el borde de los párpados. Esta vez el remedio no viene de la despensa, sino del joyero. Simplemente hay que frotar un anillo de oro entre nuestras palmas o dedos hasta que esté tibio y colocarlo en el orzuelo. El metal calentado ayudará a aliviar el dolor de la hinchazón. Y es que este remedio de la abuela tiene gran parte de verdad, ya que el tratamiento más común para los orzuelos es aplicar calor a la zona afectada, y el metal es un buen conductor del calor, eso sí, no solo el oro, la plata y el platino también funcionan, aunque siempre hay que asegurarse de tener las manos y el anillo bien limpios...

También pueden utilizarse paños mojados en agua caliente y aplicarlos cada pocos minutos. El uso de antinflamatorios o antibióticos son menos frecuentes y siempre que el médico nos los recete. ¡Nunca hay que tratar de explotarlos como si fueran una espinilla o granito ya que la infección puede extenderse!

7. Pequeñas quemaduras
Nos hemos olvidado de aplicarnos el suficiente protector solar en la playa o piscina, al sacar una bandeja del horno nos hemos quemado los dedos, esa plancha que nos ha jugado una mala pasada, o incluso esa gotita de aceite que ha saltado de la sartén. Todos nosotros hemos sufrido alguna pequeña quemadura no tan importante como para acudir a un médico y cuyo remedio casero puede ayudar a su curación, pero hay que tener cuidado, ya que en este punto hay mucho remedio de la abuela que no ayuda, e incluso puede empeorar la herida creada, uno de estos falsos mitos y seguramente en el que todos nosotros pensamos según sufrimos una quemadura en casa es la pasta de dientes, no hay que utilizarla ya que, aunque calme al principio nos secará la zona afectada e incluso nos la podrá infectar, tampoco son útiles la mantequilla, el aceite, las claras de huevo o el hielo. Lo mejor es dejar correr el agua hasta que salga tibia y simplemente poner la quemadura bajo ella durante unos minutos y después cubrirla con un paño o compresa limpia y húmeda.

También puede ser recomendable aplicar un poco de miel sobre la quemadura o frotar suavemente un trocito de aloe vera, romper una hoja de esta planta puede ser suficiente.

8. Migraña y dolor de cabeza
Es causada por la contracción de los vasos sanguíneos de la cabeza y suele ser provocado por estrés, falta de sueño, ansiedad, consumo de nicotina y alcohol. La matricaria, que se puede preparar en infusión, por su acción antinflamatoria y antiespasmódica es la planta por excelencia para prevenir la migraña. También son buenas las de valeriana, jengibre o hierba de Santa María. Usar la menta como aceite esencial para darnos un masaje en las sienes calmará el dolor, aunque aplicar frío, bien en compresa, o una bolsita con unos cubitos de hielos es otro remedio de toda la vida que funciona muy bien. Y la práctica más ancestral de todas y una solución que no requiere productos, tan fácil como buscar una habitación oscura y acostarse, hay que recordar que ¡la exposición a la luz solar puede intensificar la migraña!.

9. Ojeras o bolsas bajo los ojos
El cansancio, la falta de sueño y es estrés suelen formar bolsas hinchadas bajo los ojos. La solución está en el té o la manzanilla, pero no bebiéndolo. Hay que coger un par de bolsitas de té negro o manzanilla y sumergirlas en agua caliente durante unos minutos, dejar que se enfríen y colocarlas sobre los ojos cerrados unos minutos. También funciona poner aloe vera, pepinos o patatas crudas sobre las ojeras.

10. Ataques de hipo
Para finalizar, ese movimiento leve pero molesto que provoca un ataque de hipo y para cuya �curación� probablemente haya tantos remedios como abuelas hay en el mundo... aquí algunos de ellos:

- Contener la respiración, para ello inhalaremos una buena cantidad de aire y lo retendremos unos 15 segundos para después expulsarlo lentamente.

- Respirar dentro de una bolsa de papel de manera lenta y profunda. Ojo, no hay que hacerlo en una bolsa de plástico.

- Hacer gárgaras con agua fría durante unos segundos.

- Tomar una cucharada de vinagre blanco.

- Apretar la nariz con los dedos mientras se beben pequeños sorbos de agua.

- Beber agua muy fría o chupar un hielo durante unos segundos.

- Sentarnos en una silla, acercar el pecho a los muslos y tratar de tocar el suelo con las manos.

- Tomar una cucharada de azúcar.

- Taparse los oídos con los dedos mientras se sorbe agua de un vaso con una pajita.
- Tumbarnos boca arriba y acercar nuestras rodillas hacia nuestro pecho.

- Morder un lápiz de manera horizontal entre los dientes y beber agua de un vaso con el lápiz en nuestra boca.

- Uno un pelín complicado, beber agua de un vaso, pero por el extremo contrario al que lo haríamos normalmente, esto nos obligará a doblarnos hacia delante mientras lo hacemos para no derramar el líquido... ¡mejor ensayarlo primero sin hipo!

- Distraerse. El hipo normalmente desaparece por sí mismo cuando dejamos de pensar en él, por lo que el mejor remedio suele ser concentrarnos en otra cosa, el famoso susto es precisamente eso, una distracción.

- Preguntar a nuestra abuela cuál es su remedio.

Andrés Rubio, Director General de Thyssenkrupp Home Solutions ha dicho: �Todos nosotros hemos vivido alguna vez como nuestra abuela nos daba un remedio infalible para alguna dolencia leve que padecíamos y que nos hacía poner los ojos como platos, y la verdad, es que ¡funcionaban! Hay remedios populares que se transmiten de abuelos a nietos generación tras generación y que siguen sirviendo a día de hoy, por muchas medicinas que se hayan inventado. Como homenaje a nuestros mayores desde Thyssennkrupp Home Solutions hemos querido recopilar los remedios de la abuela que seguramente hayamos oído alguna vez y que nos han ayudado en más de una ocasión