Cuando el paje Carbonilla se chiva a Los Magos
Por Ferran Martínez-Aira
Cada 6 de enero Melchor, Gaspar y Baltasar, los Reyes Magos de Oriente, sorprenden a los más pequeños de la casa con regalos que provocan millones de caras de felicidad. Aunque, según la leyenda, un paje llamado Carbonilla, que vigila la conducta de los niños, se chiva a sus Majestades con pelos y señales de las niñas y niños se han portado mal tanto en casa como en el colegio. Entonces los Reyes responden dejando carbón negro para escarmentar a los más desobedientes, mentirosos y maleducados.
Sin embargo, no solo los Reyes Magos son severos por dejar carbón a los niños que se portan mal, también Papá Noel. Una leyenda que cobra especialmente sentido si atendemos a lo que la tradición dice: el anciano de barba blanca accede a las casas a través de la chimenea, con lo que podría pensarse que, para dar una lección a los pequeños, coge un pedazo de carbón de la chimenea y lo coloca al pie de la misma.
Algunas teorías paralelas apuntan a que el papel de Carbonilla en realidad lo realiza Baltasar, mientras que otra corriente de la tradición asegura que el carbón es un símbolo de la ceniza que se forma al derretir los regalos de los Reyes Magos al Niño Jesús (oro, incienso y mirra), como metáfora de esa negación de los regalos. Sea como sea, el mito del carbón ha pasado de generación en generación sin perder un ápice de su significado y connotación negativa, aunque cuyo origen nadie puede resolver.
Por Ferran Martínez-Aira
Cada 6 de enero Melchor, Gaspar y Baltasar, los Reyes Magos de Oriente, sorprenden a los más pequeños de la casa con regalos que provocan millones de caras de felicidad. Aunque, según la leyenda, un paje llamado Carbonilla, que vigila la conducta de los niños, se chiva a sus Majestades con pelos y señales de las niñas y niños se han portado mal tanto en casa como en el colegio. Entonces los Reyes responden dejando carbón negro para escarmentar a los más desobedientes, mentirosos y maleducados.
Sin embargo, no solo los Reyes Magos son severos por dejar carbón a los niños que se portan mal, también Papá Noel. Una leyenda que cobra especialmente sentido si atendemos a lo que la tradición dice: el anciano de barba blanca accede a las casas a través de la chimenea, con lo que podría pensarse que, para dar una lección a los pequeños, coge un pedazo de carbón de la chimenea y lo coloca al pie de la misma.
Algunas teorías paralelas apuntan a que el papel de Carbonilla en realidad lo realiza Baltasar, mientras que otra corriente de la tradición asegura que el carbón es un símbolo de la ceniza que se forma al derretir los regalos de los Reyes Magos al Niño Jesús (oro, incienso y mirra), como metáfora de esa negación de los regalos. Sea como sea, el mito del carbón ha pasado de generación en generación sin perder un ápice de su significado y connotación negativa, aunque cuyo origen nadie puede resolver.