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¿Se pueden evitar los infartos? 8 de cada 10 se pueden prevenir
TKE Home Solutions da una serie de consejos para reducir el riesgo de sufrirlos
No existe una fórmula 100 % eficaz para evitar los infartos, pero sí se puede reducir el riesgo de padecerlos. De hecho, en España, debido a las mejoras en el estilo de vida, el número de muertes por infarto agudo de miocardio ha ido disminuyendo año tras año. Según datos que maneja TKE Home Solutions, la compañía líder en salvaescaleras para el hogar, en 2006 fueron más de 22.000 personas las que murieron por esta enfermedad, es decir, casi un 6 % de los decesos totales, mientras que, en la actualidad, el porcentaje se ha visto reducido, aproximadamente, a un 2,5%. Y lo más importante, el 80 % de los infartos de miocardio se pueden prevenir con hábitos de vida saludables.
Un infarto de miocardio, puede sufrirlo cualquier persona, pero no todas están en igualdad de condiciones ante esta enfermedad. Los principales factores de riesgo son:
Edad
Las personas mayores tienen más probabilidades de sufrirlo porque con la edad aumentan las alteraciones del corazón. La posibilidad de sufrir una insuficiencia cardiaca se duplica cada diez años a partir de los 45 años. La mayor parte de los factores de riesgo cardiovascular suelen darse por encima de los 80 años. La edad no es impedimento para que se contraindique el uso de cualquier fármaco, ni para aplicar cualquier tipo de cirugía. Será el cardiólogo de una persona mayor quien valorará las alteraciones en la función cardiaca y qué tipo de soluciones se pueden ofrecer.
Genética
El riesgo de padecer problemas cardiovasculares es mayor: cuando un familiar masculino de primer grado (padre o hermano) ha sufrido un infarto antes de los 55 años o si un familiar femenino de primer grado (madre o hermana) ha sufrido un infarto antes de los 65 años. Cuando el padre y la madre han tenido incidencias cardiovasculares antes de los 55 años, el riesgo del hijo se incrementa un 50%. Los antecedentes familiares son un elemento de riesgo no modificable, así que las personas con predisposición familiar a padecer enfermedades cardiovasculares deben buscar la manera de modificar los factores a alterar en su beneficio.
Sexo
Las hormonas femeninas ejercen un efecto protector ante un infarto. Por ello, con la llegada de la menopausia, desaparece la defensa que le proporcionaban los estrógenos y aumentan sus probabilidades de padecer enfermedades del corazón. Tres de cada diez mujeres que mueren en España se deben a problemas del corazón. Además, suelen tener un incremento de patologías relacionadas con la obesidad y la diabetes después de la menopausia.
Raza
Existen estudios que indican una mayor probabilidad de las personas de raza negra a padecer hipertensión arterial. Además, se dan peores pronósticos en este grupo. Por otra parte, en los países asiáticos se da un mayor riesgo de ictus y uno más bajo de infarto de miocardio. El hecho de que haya diferencias en la incidencia de estas patologías entre las razas es consecuencia de las diferencias en la alimentación y de otros factores de riesgo.
Al margen de factores específicos como la edad, la genética, sexo y raza, un infarto se produce en todos los casos como consecuencia de la acumulación de placas de grasa en las paredes arteriales y aparece bruscamente cuando una de estas placas se desprende. Esto provoca la formación de un coágulo que acaba obstruyendo alguna de las arterias del corazón y, debido a la falta de riego sanguíneo, una parte de las células cardiacas muere. Los síntomas comunes que suelen aparecer cuando se tiene un infarto son: un dolor que surge de repente, comienza en el pecho y se va ampliando hacia alguno de los brazos, cuello y espalda; también puede ir acompañado de mareos y sudores.
Pero existen otros síntomas previos que, los expertos de TKE Home Solutions han seleccionado, y que conviene conocer porque pueden ser la señal de alarma de un ataque al corazón incluso un mes antes de producirse:
Exceso de sudor
Sobre todo, suele sucederle a las mujeres, y en muchas ocasiones se puede llegar a confundir con los sofocos asociados a la menopausia. Esta sudoración excesiva ocurre independientemente de la temperatura, o de si se está en reposo sin realizar esfuerzos físicos. Las sábanas pueden llegar a estar húmedas por la mañana.
Dificultades para dormir
Este síntoma también se da mucho más en mujeres y se puede relacionar con la posibilidad de tener un ataque cardíaco o de tener un accidente cerebrovascular. Este insomnio suele ir acompañado de ansiedad y de falta de atención.
Pérdida del cabello
Aunque hay mujeres a las que también le afecta, generalmente este indicador de riesgo de padecer un infarto afecta más a hombres mayores de 50 años.
Arritmia
Se da mucho más en mujeres que en hombres y a menudo va acompañada de ataques de ansiedad. Surge bruscamente y de manera diferente. La arritmia puede presentarse mediante un latido irregular o a través de un aumento de la frecuencia cardíaca.
Disnea o problemas para respirar
Se puede detectar por la incapacidad de respirar profundamente. Puede llegar a ocurrir incluso medio año antes de sufrir un infarto.
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¿Se pueden evitar los infartos? 8 de cada 10 se pueden prevenir
TKE Home Solutions da una serie de consejos para reducir el riesgo de sufrirlos
No existe una fórmula 100 % eficaz para evitar los infartos, pero sí se puede reducir el riesgo de padecerlos. De hecho, en España, debido a las mejoras en el estilo de vida, el número de muertes por infarto agudo de miocardio ha ido disminuyendo año tras año. Según datos que maneja TKE Home Solutions, la compañía líder en salvaescaleras para el hogar, en 2006 fueron más de 22.000 personas las que murieron por esta enfermedad, es decir, casi un 6 % de los decesos totales, mientras que, en la actualidad, el porcentaje se ha visto reducido, aproximadamente, a un 2,5%. Y lo más importante, el 80 % de los infartos de miocardio se pueden prevenir con hábitos de vida saludables.
Un infarto de miocardio, puede sufrirlo cualquier persona, pero no todas están en igualdad de condiciones ante esta enfermedad. Los principales factores de riesgo son:
Edad
Las personas mayores tienen más probabilidades de sufrirlo porque con la edad aumentan las alteraciones del corazón. La posibilidad de sufrir una insuficiencia cardiaca se duplica cada diez años a partir de los 45 años. La mayor parte de los factores de riesgo cardiovascular suelen darse por encima de los 80 años. La edad no es impedimento para que se contraindique el uso de cualquier fármaco, ni para aplicar cualquier tipo de cirugía. Será el cardiólogo de una persona mayor quien valorará las alteraciones en la función cardiaca y qué tipo de soluciones se pueden ofrecer.
Genética
El riesgo de padecer problemas cardiovasculares es mayor: cuando un familiar masculino de primer grado (padre o hermano) ha sufrido un infarto antes de los 55 años o si un familiar femenino de primer grado (madre o hermana) ha sufrido un infarto antes de los 65 años. Cuando el padre y la madre han tenido incidencias cardiovasculares antes de los 55 años, el riesgo del hijo se incrementa un 50%. Los antecedentes familiares son un elemento de riesgo no modificable, así que las personas con predisposición familiar a padecer enfermedades cardiovasculares deben buscar la manera de modificar los factores a alterar en su beneficio.
Sexo
Las hormonas femeninas ejercen un efecto protector ante un infarto. Por ello, con la llegada de la menopausia, desaparece la defensa que le proporcionaban los estrógenos y aumentan sus probabilidades de padecer enfermedades del corazón. Tres de cada diez mujeres que mueren en España se deben a problemas del corazón. Además, suelen tener un incremento de patologías relacionadas con la obesidad y la diabetes después de la menopausia.
Raza
Existen estudios que indican una mayor probabilidad de las personas de raza negra a padecer hipertensión arterial. Además, se dan peores pronósticos en este grupo. Por otra parte, en los países asiáticos se da un mayor riesgo de ictus y uno más bajo de infarto de miocardio. El hecho de que haya diferencias en la incidencia de estas patologías entre las razas es consecuencia de las diferencias en la alimentación y de otros factores de riesgo.
Al margen de factores específicos como la edad, la genética, sexo y raza, un infarto se produce en todos los casos como consecuencia de la acumulación de placas de grasa en las paredes arteriales y aparece bruscamente cuando una de estas placas se desprende. Esto provoca la formación de un coágulo que acaba obstruyendo alguna de las arterias del corazón y, debido a la falta de riego sanguíneo, una parte de las células cardiacas muere. Los síntomas comunes que suelen aparecer cuando se tiene un infarto son: un dolor que surge de repente, comienza en el pecho y se va ampliando hacia alguno de los brazos, cuello y espalda; también puede ir acompañado de mareos y sudores.
Pero existen otros síntomas previos que, los expertos de TKE Home Solutions han seleccionado, y que conviene conocer porque pueden ser la señal de alarma de un ataque al corazón incluso un mes antes de producirse:
Exceso de sudor
Sobre todo, suele sucederle a las mujeres, y en muchas ocasiones se puede llegar a confundir con los sofocos asociados a la menopausia. Esta sudoración excesiva ocurre independientemente de la temperatura, o de si se está en reposo sin realizar esfuerzos físicos. Las sábanas pueden llegar a estar húmedas por la mañana.
Dificultades para dormir
Este síntoma también se da mucho más en mujeres y se puede relacionar con la posibilidad de tener un ataque cardíaco o de tener un accidente cerebrovascular. Este insomnio suele ir acompañado de ansiedad y de falta de atención.
Pérdida del cabello
Aunque hay mujeres a las que también le afecta, generalmente este indicador de riesgo de padecer un infarto afecta más a hombres mayores de 50 años.
Arritmia
Se da mucho más en mujeres que en hombres y a menudo va acompañada de ataques de ansiedad. Surge bruscamente y de manera diferente. La arritmia puede presentarse mediante un latido irregular o a través de un aumento de la frecuencia cardíaca.
Disnea o problemas para respirar
Se puede detectar por la incapacidad de respirar profundamente. Puede llegar a ocurrir incluso medio año antes de sufrir un infarto.
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