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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Juventud...

Juventud

En el año 1507 y en coincidencia con la muerte de la madre de Ignacio, la señora María de Velasco —mujer del contador mayor de Castilla, Juan Velázquez de Cuéllar— pidió al padre de Ignacio, Beltrán, que le mandase un hijo para educarlo en la corte.​ Entre los hermanos decidió enviar a Iñigo, el menor, quien marchó a Arévalo, donde pasaría once años, hasta 1518. En Arévalo participó en la rebelión de la villa contra la decisión de Carlos I de otorgarla en señorío a la reina Germana de Foix junto a las vecinas Olmedo y Madrigal de las Altas Torres. Tras la rendición de Arévalo, en marzo de 1517, y presenciar la ruina y muerte de Juan Velázquez de Cuéllar, continuó realizando frecuentes viajes a Valladolid, manteniéndose siempre muy cerca de la Corte, ya que su protector era consejero real, además de contador mayor del reino.

En este tiempo aprende lo que un gentilhombre debe saber, el dominio de las armas. La biblioteca de Arévalo era rica y abundante, lo que dio alas a su afición por la lectura y, en cuanto a la escritura, no dejó de pulir su buena letra. Se le consideró «un muy buen escribano». Él mismo se califica en esos tiempos como «dado a las vanidades del mundo y principalmente se deleitaba en ejercicio de armas con un grande y vano deseo de ganar honra».

En 1517 Velázquez de Cuéllar cayó en desgracia, al morir Fernando el Católico, y al año murió. Su viuda, María de Velasco, mandó a Íñigo a servir al duque de Nájera, Antonio Manrique de Lara, que era virrey de Navarra, donde dio muestras de tener ingenio y prudencia, así como noble ánimo y libertad. Esto quedó reflejado en la pacificación de la sublevación de Nájera en la Guerra de las Comunidades de Castilla (1520-1522), así como en conflictos entre villas de Guipúzcoa, en los cuales destacó por su manejo de la situación.

En 1512 las tropas castellanas conquistaron el Reino de Navarra, con varios episodios bélicos posteriores. En 1521 se produjo una incursión de tropas franco-navarras procedentes de Baja Navarra en su intento de reconquista y expulsión del invasor, en las que participaban los hermanos de Francisco Javier. Al mismo tiempo se sublevó la población de varias ciudades, incluida la de Pamplona. Iñigo, que luchaba con el ejército castellano y se encontraba en Pamplona en mayo de ese año, cuando llegaron las tropas franco-navarras, resistió en el castillo de la ciudad, que fue asediado, arengando a sus soldados a una defensa que resultaba imposible.​ En el combate fue alcanzado por una bala de cañón que pasó entre sus dos piernas, rompiéndole una e hiriéndole la otra. La tradición sitúa el hecho el 20 de mayo de 1521, lunes de Pentecostés. El castillo cayó el 23 o 24 del mismo mes. Se le practicaron las primeras curas y se le trasladó a su casa de Loyola.

La recuperación fue larga y dolorosa, y con resultado dudoso, al haberse soldado mal los huesos. Se decidió volver a operar y cortarlo, soportando el dolor como una parte más de su condición de caballero.

En el tiempo de convalecencia, leyó los libros La vida de Cristo, del cartujo Ludolfo de Sajonia, y el Flos Sanctorum, que hicieron mella en él. Bajo la influencia de esos libros, se replanteó toda la vida e hizo autocrítica de su vida como soldado. Como dice su autobiografía:

Y cobrada no poco lumbre de aquesta leción, comenzó a pensar más de veras en su vida pasada, y en quánta necesidad tenía de hacer penitencia della. Y aquí se le ofrecían los deseos de imitar los santos, no mirando más circunstancias que prometerse así con la gracia de Dios de hacerlo como ellos lo habían hecho. Mas todo lo que deseaba de hacer, luego como sanase, era la ida de Hierusalem, como arriba es dicho, con tantas disciplinas y tantas abstinencias, cuantas un ánimo generoso, encendido de Dios, suele desear hacer.

Este deseo se vio acrecentado por una visión de la Virgen con el Niño Jesús, que provocó la definitiva conversión del soldado en religioso. De allí salió con la convicción de viajar a Jerusalén con la tarea de la conversión de los no cristianos en Tierra Santa.