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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: EL ALMANAQUE DEL HOGAR - CONSUMIDORES - EMPRESAS -...

EL ALMANAQUE DEL HOGAR - CONSUMIDORES - EMPRESAS - EMPRENDEDORES

Qué tener en la despensa para ir lo menos posible al súper

A veces no conviene, no queremos o no podemos salir de casa para abastecernos

TK Home Solutions recomienda alimentos saludables y duraderos para cuando no es posible ir a la compra

Hay a quien le gusta pasar un buen rato en el supermercado, comparar precios y revisar etiquetados, pero incluso los fans del consumo pueden encontrarse en circunstancias en las que no es posible acudir a la compra. Son esas situaciones inesperadas (o ya no tanto) como una pandemia, un fenómeno meteorológico fuera de lo común, o simplemente un accidente o una enfermedad que nos mantiene en casa por más tiempo del previsto. Sucede también a quienes tienen mucho trabajo y obligaciones o a las personas mayores que van teniendo peor movilidad y que no cuentan con la posibilidad de desplazarse al mercado cada vez que lo necesitan. Pero esto, claro, no implica dejar de comer, sino tener un fondo de despensa que facilite una dieta completa y saludable, pase lo que pase.

Según datos que maneja TK Home Solutions, la compañía líder en salvaescaleras para el hogar, la media del número de compras de alimentación es de 45 al año por hogar, en el 85 % de las casas se realizan dos por semana y solo el 8 % se abastecen una vez al mes. Además, cada persona realiza una ingesta de más de 700 kilos o litros en alimentos o bebidas cada año, el 90 % dentro de casa y solo el 10 % en bares y restaurantes, pero las compras son tan variables como las familias, no es lo mismo que haya adolescentes que jubilados en el domicilio.

Frecuencia de compra ideal
Salvo que hacer la compra sea un placer, lo mejor es realizar una mensual de productos no perecederos en una mediana o gran superficie y una semanal de productos frescos, como frutas y verduras, carnes y pescados en los comercios de proximidad. Acudir más veces a la compra tiene algunos inconvenientes:

Pérdida de tiempo. Sobre todo en las grandes superficies, en las que no siempre se encuentra lo que se busca, se deambula por los pasillos a ver qué hay o se tarda en tomar una decisión debido a la enorme oferta de productos.

Gasto de combustible si se va en coche. Lo normal cuando se hace una gran compra de bebidas o productos de limpieza es ir en un vehículo que contamina y gasta, por lo que es mejor acudir más de tarde en tarde.

Riesgo de comprar de más. En el súper es más probable que adquiramos ofertas o alimentos que aún no es necesario reponer, con el riesgo de que caduquen y se desperdicien.

Caídas en la tentación. Comprar por comprar y darse caprichos poco saludables es algo que ocurre a menudo ante la abundancia.

La organización de la despensa
No es fácil contar con aquellas alacenas de antaño, pero en cualquier casa, por pequeña que sea, se puede destinar un armario a despensa, que sea accesible y que no esté excesivamente lleno para ver siempre qué contiene.

Condiciones de almacenamiento. Una despensa nunca debe superar los 25 ºC, por lo que no conviene situarla encima de la vitrocerámica o del fuego ni en un cuarto donde dé el sol. Es necesario que tenga una puerta cerrada, no de cristal, para proteger los alimentos de la luz, y que no haya humedad ni puedan entrar insectos ni mascotas.

Los recipientes. Sin necesidad de convertirse en alumnos aventajados de Marie Kondo, lo ideal es hacerse con unos botes de cristal donde pueda verse fácilmente qué tenemos disponible y en qué cantidad; también resulta más estético que almacenar medios paquetes cerrados con una pinza de la ropa.

Etiquetado. No hace falta poner que son macarrones cuando es evidente que lo son, pero sí recortar y guardar la etiqueta con la pasta que pongamos en el bote de cocina. Otra opción es tener un rotulador especial para escribir sobre el cristal su caducidad, porque una cosa es que haya alimentos que duren varios años y otra que sean eternos.

Orden. Tener una despensa organizada ahorra tiempo y dinero. No hay que almacenar demasiado para poder ver qué tenemos y revisar si algo va a caducar para consumirlo a tiempo. Los recipientes deben poder cerrarse herméticamente. Cada vez que se vaya acabando un producto, hay que anotarlo para reponerlo en cuanto sea posible. Si hay que rellenar botes, vaciarlos primero, echar el nuevo contenido y luego poner arriba lo más antiguo para gastarlo antes.

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