- EL ALMANAQUE DEL HUMOR -
Una chispa de humor cada día para alegrarte el ánimo.
QUE VIVA EL INFIERNO DE......
Va una historia sobre el infierno. A veces, y esa la moraleja, hay razones para querer más a la Patria con todo y su infierno. Al último no le pongo nombre. Cada quien puede señalarle el del país que más le guste.
La historia comienza con el fallecimiento de un hombre que va directamente al infierno. Y descubre, con asombro, que existe un infierno para cada país.
Va primero al infierno alemán y pregunta:
- ¿Qué le hacen acá?
- Aquí primero le ponen la silla eléctrica por una hora, luego le acuestan en una cama llena de clavos por otra hora y en el resto del día viene el diablo alemán y le da latigazos.
Al hombre no le gustó nada lo que allí sucedía y se fue para saber que ocurría en los otros avernos. En el estadounidense como en el ruso y en el resto de distintas naciones hacían lo mismo. De repente vio que en el infierno (aquí imaginaos el país) había una enorme fila de gentes esperando entrar.
Intrigado, pregunta al último de la fila: " ¿Qué es lo que hacen acá, que hay tanta gente esperando?.
- Aquí -le responde- te ponen en una silla eléctrica por una hora, luego en una cama llena de clavos por otra hora y en el resto del día viene el diablo (del país que habéis escogido) y te da latigazos.
- ¡Pero es exactamente igual que en los otros infiernos!. ¡No me explico por qué hay tanta gente queriendo entrar!.
- Porque nunca -le responde el último de la fila- hay luz y la silla eléctrica no sirve. Los clavos de la cama se los robaron todos y el diablo viene, firma y se va!.
Por eso, es que con gozo quienes van a ese infierno gritan: "Viva... el país escogido!".
Una chispa de humor cada día para alegrarte el ánimo.
QUE VIVA EL INFIERNO DE......
Va una historia sobre el infierno. A veces, y esa la moraleja, hay razones para querer más a la Patria con todo y su infierno. Al último no le pongo nombre. Cada quien puede señalarle el del país que más le guste.
La historia comienza con el fallecimiento de un hombre que va directamente al infierno. Y descubre, con asombro, que existe un infierno para cada país.
Va primero al infierno alemán y pregunta:
- ¿Qué le hacen acá?
- Aquí primero le ponen la silla eléctrica por una hora, luego le acuestan en una cama llena de clavos por otra hora y en el resto del día viene el diablo alemán y le da latigazos.
Al hombre no le gustó nada lo que allí sucedía y se fue para saber que ocurría en los otros avernos. En el estadounidense como en el ruso y en el resto de distintas naciones hacían lo mismo. De repente vio que en el infierno (aquí imaginaos el país) había una enorme fila de gentes esperando entrar.
Intrigado, pregunta al último de la fila: " ¿Qué es lo que hacen acá, que hay tanta gente esperando?.
- Aquí -le responde- te ponen en una silla eléctrica por una hora, luego en una cama llena de clavos por otra hora y en el resto del día viene el diablo (del país que habéis escogido) y te da latigazos.
- ¡Pero es exactamente igual que en los otros infiernos!. ¡No me explico por qué hay tanta gente queriendo entrar!.
- Porque nunca -le responde el último de la fila- hay luz y la silla eléctrica no sirve. Los clavos de la cama se los robaron todos y el diablo viene, firma y se va!.
Por eso, es que con gozo quienes van a ese infierno gritan: "Viva... el país escogido!".