TEMAS DEL DIA EN EL ALMANAQUE
El Almanaque es un medio abierto a todas las opiniones. La opinión de los artículos es responsabilidad de sus autores
LÉXICO - LAS COSAS Y SUS NOMBRES - LA FRASE - EL REFRÁN - FIESTAS
LÉXICO: MEDICINA - EDUCACIÓN - RELIGIÓN - DERECHO-POLÍTICA - AMOR Y SEXO - ECOLOGÍA
ORIGEN DE LA PALABRA - LÉXICO
PESEBRE
Este es el nombre que se da en Cataluña, en Mallorca, en parte de Aragón y en Navarra a lo que en el resto de la cristiandad se llama el belén. En Cataluña los pesebres gozan de un enorme predicamento. En torno a su construcción hay todo un movimiento de gran envergadura.
Se inicia éste en el aspecto comercial en la Feria de Santa Lucía, que es un mercado permanente de todos los elementos que se necesitan para la construcción del pesebre: figuras, casas, puentes, pozos, pajares, musgo, corcho, luces, fondos de cielo, adornos vegetales, tierra. Se iniciaba el día de santa Lucía, y duraba hasta la misma vigilia de Navidad.
El más antiguo parece ser el que se formaba ante la catedral de Barcelona. Hoy se encuentran ya en muchísimas poblaciones y barrios estos mercadillos de artículos para la construcción del pesebre.
Forma parte del ritual de las fiestas navideñas acudir a estas ferias, que son una pasión especialmente para los niños, que siempre tienen algo que comprar: un rey, un pastor, y sobre todo "el caganer" un pastor acuclillado, con el culo al aire, que está haciendo sus necesidades.
La gracia de esta figura es que se sabe que no falta en ningún pesebre, pero que se debe encontrar (algo así como el "dónde está Wily"), ya que no está a la vista, pues cual corresponde a su situación, se oculta lo más discretamente posible.
Se construyen pesebres en los colegios, en las iglesias, en los hospitales y en las casas. Y no es nada raro verlos en calles y plazas. En Cataluña hay una gran tradición y afición pesebrista, que se aglutina en asociaciones de gran raigambre, que son las que suelen construir estos pesebres que alcanzan unos extraordinarios niveles de perfección y belleza: paisajes que reproducen esos lugares geográficos que atraen el turismo por su encanto o por su rareza; ríos en los que corre el agua; norias que elevan el agua del río, casas y poblados de un verismo perfecto; y unas figuras trabajadas con la inspiración propia de auténticos escultores. Son realizaciones que dan mucho color a la Navidad, y que atraen multitud de visitantes.
La palabra pesebre denomina exactamente esa especie de cajón generalmente de madera en que se les echa la comida a los animales. En uno de esos cajones es donde puso la Virgen a su hijo recién nacido, porque al no tener sitio en la posada, tuvieron que guarecerse ella y san José en una cueva de la montaña, de esas que aprovechan los pastores como cobijo para ellos y sus rebaños. "Y dio a luz a su hijo primogénito, y le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, por no haber sitio para ellos en el mesón" (Lucas 2, 7). Esto dice el Evangelio.
La palabra latina es praesepe, praesepis. Su significado básico es, evidentemente, cercado o lugar cerrado en que se recoge el ganado, establo, cuadra, etc. En efecto, está compuesta por el prefijo prae = delante, más el sustantivo saepes, que significa recinto, cerca, cercado. Pero al ser la utilización más importante de este recinto la de comedero, este significado pasó por delante del original y propio de cercado. Y reduciendo aún más su extensión, acabó asignándose este nombre al cajón en que se les ponía la comida a los animales.
De todos modos, el texto bíblico está en la dualidad del significado: tanto vale para denominar el lugar (por no haber sitio para ellos en el mesón, tuvieron que cobijarse en un pesebre), como para denominar la cama en que la Virgen acostó a su hijo recién nacido. Y en esa dualidad se sigue manteniendo el término. La primera referencia a la cuna en que fue acostado Jesús al nacer, es de san Jerónimo. En un sermón que predicó en Belén, allá por los alrededores del año 400, la describe como un recipiente alargado de barro, sostenido por unas maderas en forma de caballete. Hay que conceder una alta credibilidad a esta información, puesto que san Jerónimo, el traductor de la Biblia al latín (su traducción es conocida como la Vulgata) era riguroso investigador in situ tanto de las palabras como de las cosas, que en tan poco tiempo no pudieron cambiar sustancialmente.
Mariano Arnal Buscador temático del Almanaque
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ORIGEN DE LA PALABRA - LÉXICO
PESEBRE
Este es el nombre que se da en Cataluña, en Mallorca, en parte de Aragón y en Navarra a lo que en el resto de la cristiandad se llama el belén. En Cataluña los pesebres gozan de un enorme predicamento. En torno a su construcción hay todo un movimiento de gran envergadura.
Se inicia éste en el aspecto comercial en la Feria de Santa Lucía, que es un mercado permanente de todos los elementos que se necesitan para la construcción del pesebre: figuras, casas, puentes, pozos, pajares, musgo, corcho, luces, fondos de cielo, adornos vegetales, tierra. Se iniciaba el día de santa Lucía, y duraba hasta la misma vigilia de Navidad.
El más antiguo parece ser el que se formaba ante la catedral de Barcelona. Hoy se encuentran ya en muchísimas poblaciones y barrios estos mercadillos de artículos para la construcción del pesebre.
Forma parte del ritual de las fiestas navideñas acudir a estas ferias, que son una pasión especialmente para los niños, que siempre tienen algo que comprar: un rey, un pastor, y sobre todo "el caganer" un pastor acuclillado, con el culo al aire, que está haciendo sus necesidades.
La gracia de esta figura es que se sabe que no falta en ningún pesebre, pero que se debe encontrar (algo así como el "dónde está Wily"), ya que no está a la vista, pues cual corresponde a su situación, se oculta lo más discretamente posible.
Se construyen pesebres en los colegios, en las iglesias, en los hospitales y en las casas. Y no es nada raro verlos en calles y plazas. En Cataluña hay una gran tradición y afición pesebrista, que se aglutina en asociaciones de gran raigambre, que son las que suelen construir estos pesebres que alcanzan unos extraordinarios niveles de perfección y belleza: paisajes que reproducen esos lugares geográficos que atraen el turismo por su encanto o por su rareza; ríos en los que corre el agua; norias que elevan el agua del río, casas y poblados de un verismo perfecto; y unas figuras trabajadas con la inspiración propia de auténticos escultores. Son realizaciones que dan mucho color a la Navidad, y que atraen multitud de visitantes.
La palabra pesebre denomina exactamente esa especie de cajón generalmente de madera en que se les echa la comida a los animales. En uno de esos cajones es donde puso la Virgen a su hijo recién nacido, porque al no tener sitio en la posada, tuvieron que guarecerse ella y san José en una cueva de la montaña, de esas que aprovechan los pastores como cobijo para ellos y sus rebaños. "Y dio a luz a su hijo primogénito, y le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, por no haber sitio para ellos en el mesón" (Lucas 2, 7). Esto dice el Evangelio.
La palabra latina es praesepe, praesepis. Su significado básico es, evidentemente, cercado o lugar cerrado en que se recoge el ganado, establo, cuadra, etc. En efecto, está compuesta por el prefijo prae = delante, más el sustantivo saepes, que significa recinto, cerca, cercado. Pero al ser la utilización más importante de este recinto la de comedero, este significado pasó por delante del original y propio de cercado. Y reduciendo aún más su extensión, acabó asignándose este nombre al cajón en que se les ponía la comida a los animales.
De todos modos, el texto bíblico está en la dualidad del significado: tanto vale para denominar el lugar (por no haber sitio para ellos en el mesón, tuvieron que cobijarse en un pesebre), como para denominar la cama en que la Virgen acostó a su hijo recién nacido. Y en esa dualidad se sigue manteniendo el término. La primera referencia a la cuna en que fue acostado Jesús al nacer, es de san Jerónimo. En un sermón que predicó en Belén, allá por los alrededores del año 400, la describe como un recipiente alargado de barro, sostenido por unas maderas en forma de caballete. Hay que conceder una alta credibilidad a esta información, puesto que san Jerónimo, el traductor de la Biblia al latín (su traducción es conocida como la Vulgata) era riguroso investigador in situ tanto de las palabras como de las cosas, que en tan poco tiempo no pudieron cambiar sustancialmente.
Mariano Arnal Buscador temático del Almanaque