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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Historia...

Historia

En España el precedente de los bibliobuses hay que buscarlo en las bibliotecas viajeras. El proyecto más importante en este sentido fue el llevado a cabo por el Patronato de Misiones Pedagógicas durante la Segunda República Española. Se crearon cerca de 5.000 bibliotecas populares, fijas y circulantes.

La experiencia de este tipo que obtuvo un mayor grado de desarrollo e implantación la encontramos en Cataluña a través de las bibliotecas filiales (creadas con fondos públicos) y, por otro, las bibliotecas escolares circulantes (creadas con fondos privados).

En 1949, fruto de la labor de los recién estrenados Centros Coordinadores dependientes de la Dirección General de Archivos y Bibliotecas, la provincia de Soria organiza un servicio de bibliotecas viajeras.​

Sin embargo el antecedente más cercano al concepto de bibliobús actual en España lo encontramos en el Servicio de Bibliotecas en el Frente puesto en marcha por la Generalidad de Cataluña durante la Guerra Civil Española. Esta iniciativa se llevó a cabo en mayo de 1938 con el objetivo de procurar la lectura a los combatientes, adaptando la carrocería de un camión y llenándolo con libros que recorrían frentes y hospitales de primera línea y retaguardia.

Este bibliobús pionero realizó rutas por toda Cataluña y finalizó su servicio con la derrota del bando republicano. El bibliobús haría su último servicio en enero de 1939, cuando sirvió como medio de transporte para el exilio de escritores e intelectuales catalanes hacia Francia. En aquel autobús viajaron personajes como Mercè Rodoreda, Antoni Rovira i Virgili, Pompeu Fabra i Poch, Joan Oliver, Xavier Benguerel o Francesc Trabal, entre otros intelectuales y escritores, conducidos por Miguel Joseph.

El 12 de octubre de 1953 la Dirección General de Archivos y Bibliotecas inauguró el primer bibliobús, y comenzó a prestar sus servicios el 26 de diciembre en el extrarradio y los suburbios de Madrid.

En 1956 entran en funcionamiento dos bibliobuses más, uno para reforzar el servicio en Madrid y otro destinado a nuevas experiencias. Uno de ellos se destinó definitivamente al Centro Coordinador de Oviedo. Dos más fueron destinados a Zaragoza y Castellón de la Plana. En 1963 se destina un tercer bibliobús a Madrid.

En la década de los 70 se amplía el servicio al resto de la geografía española. La década de los ochenta supone por una parte a la renovación de los bibliobuses existentes y por otra la implantación del servicio en nuevas zonas.