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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Organización Mundial de la Salud...

Organización Mundial de la Salud

Mensajes Clave

1
Invertir

Según el Informe mundial sobre el paludismo 2022 de la OMS, la necesidad de fondos no satisfecha entre la cantidad invertida en la respuesta mundial al paludismo (US$ 3500 millones) y los recursos necesarios (US$ 7300 millones) ha aumentado, especialmente en los últimos tres años, pasando de un déficit de US$ 2600 millones en 2019 a US$ 3500 millones en 2020 y US$ 3800 millones en 2021.

A pesar de las importantes contribuciones de países y asociados, la séptima reposición (en inglés) del Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria recaudó US$ 15 700 millones frente al objetivo previsto de conseguir al menos US$ 18 000 millones. Debido al cambiante entorno económico, el espacio de financiación para la respuesta al paludismo se ha vuelto cada vez más difícil.

En este entorno de recursos limitados, es esencial orientar mejor los fondos disponibles. Debe darse prioridad a la financiación de las poblaciones más vulnerables, que tienen menos posibilidades de acceder a los servicios y son las más afectadas cuando enferman. Una financiación adecuada y predecible es esencial para mantener los avances en la lucha contra el paludismo.

2
Innovar

A pesar de los recientes reveses que ha sufrido el control del paludismo, las inversiones en I+D han desempeñado un papel crucial en la reducción de la carga mundial de esta enfermedad durante los dos últimos decenios. Desde el año 2000, el desarrollo y la implantación masiva de las pruebas de diagnóstico rápido, los mosquiteros tratados con insecticida y los tratamientos combinados con artemisina han sido la columna vertebral de la respuesta al paludismo. Las inversiones en I+D para obtener una vacuna antipalúdica dieron como resultado la fabricación y recomendación de la primera vacuna para prevenir el paludismo y reducir la enfermedad y la muerte de los niños que viven en zonas de transmisión moderada a alta del paludismo, y además la demanda de esta vacuna es muy alta. El mantenimiento de las inversiones en el desarrollo y la distribución de estas herramientas y de otras de nueva generación será fundamental para alcanzar las metas mundiales contra el paludismo para 2030.

En el ámbito del control de vectores, hay 28 nuevos productos en fase de investigación y desarrollo. Entre las herramientas que se están evaluando figuran, por ejemplo, nuevos tipos de mosquiteros tratados con insecticida, cebos focalizados que atraen a los mosquitos, repelentes espaciales, señuelos domésticos letales (tubos de alero) e ingeniería genética de mosquitos. Si estas herramientas demuestran su eficacia en el control de la enfermedad, la OMS elaborará nuevas recomendaciones de política o modificará las existentes para apoyar su despliegue en los países afectados por el paludismo.

Actualmente se están desarrollando varias vacunas antipalúdicas. Al igual que la vacuna antipalúdica recomendada hoy día, la RTS, S, muchas de ellas se dirigen al parásito del paludismo antes de que penetre en el hígado humano, donde puede multiplicarse rápidamente. La más avanzada de estas vacunas candidatas es la R21, que ha finalizado recientemente la fase 3 de ensayos clínicos. Otras vacunas candidatas tienen por objeto detener la transmisión del parásito del paludismo, y otras proteger a las mujeres durante el embarazo.

También están en camino nuevas pruebas diagnósticas. Para resolver los problemas relacionados con las deleciones del gen HRP2/3, que ponen en riesgo el funcionamiento de las pruebas de diagnóstico rápido que detectan el paludismo por Plasmodium falciparum, los investigadores están trabajando en la obtención de medios de diagnóstico que utilicen biomarcadores alternativos. El diagnóstico no invasivo mediante saliva y orina es otro campo de investigación en auge, con potencial para el cribado rápido fuera de los entornos médicos convencionales.

En el campo de los medicamentos antipalúdicos, encontrar opciones terapéuticas sin artemisinina es una prioridad para los investigadores ante la aparición y propagación de la resistencia parcial a la artemisinina. Hay medicamentos de nueva generación en fase de desarrollo, como los «tratamientos combinados con artemisinina triples», que se basan en una combinación de artemisinina y dos fármacos asociados con el fin de reducir el riesgo de farmacorresistencia. Otros medicamentos en evaluación utilizan diferentes sustancias químicas como alternativa a la artemisinina y sus derivados; cuatro de estos medicamentos se encuentran actualmente en fase de ensayo clínico.

3
Implementar

Se anima encarecidamente a los países afectados por el paludismo y a sus asociados a que apliquen las herramientas y estrategias recomendadas por la OMS, que ya están disponibles para todos los que corren el riesgo de contraer la enfermedad, y en particular para los más vulnerables.

Según el último Informe mundial sobre el paludismo, los países han hecho algunos avances en la ampliación del acceso a los servicios contra este mal para las poblaciones de mayor riesgo. Sin embargo, demasiadas personas con alto riesgo de contraer el paludismo siguen sin tener acceso a los servicios que necesitan para prevenir, detectar y tratar la enfermedad.

Las dificultades para ampliar el acceso a los servicios contra el paludismo se han visto agravadas, sobre todo en el África Subsahariana, por la actual pandemia de COVID-19, las crisis humanitarias simultáneas, la escasez de fondos, la debilidad de los sistemas de vigilancia y la disminución de la eficacia de las herramientas básicas de lucha contra el paludismo.

Con el fin de hacer frente a estas amenazas y ayudar a los países a crear programas contra el paludismo más resistentes, la OMS ha publicado recientemente nuevas orientaciones y estrategias. La OMS también ha aumentado la transparencia, la flexibilidad y el acceso a sus recomendaciones sobre el paludismo.

Además de abordar los retos técnicos que plantea la aplicación de estas recomendaciones, es esencial superar los obstáculos que impiden a las personas acceder a servicios de calidad. Las inversiones en sistemas de salud que funcionen correctamente, asentados en los cimientos de la atención primaria de salud, pueden solventar las necesidades de la población en materia de salud cerca de donde vive y trabaja y, a la vez, reducir el costo de la atención y mejorar la equidad.