Mediados del siglo XIX
A mediados del siglo XIX y coincidiendo con el avance de las unificaciones de Alemania e Italia, y el ejemplo del federalismo de Estados Unidos y Suiza, el iberismo en España se dividió en dos corrientes bien diferenciadas a causa de los conflictos socio-económicos, cada vez más tensos, que producía el avance - aunque muy lento - de la industrialización.
Una postura que buscaba la «unión ibérica» basada en la unidad monárquica era el iberismo fusionista. Esta unión de tipo monárquico era apoyada por los liberales progresistas, que deseaban que se realizase la integración ibérica bajo la monarquía liberal constitucional, e implantar un sistema político y social más acorde con el desarrollo económico capitalista. Fue defendida principalmente por los componentes más significativos de la burguesía media y las profesiones liberales.
La otra corriente abogaba por una «federación ibérica» republicana, pues veía a la monarquía como cimiento del latifundismo y el régimen oligárquico burgués. La solución del problema debía encontrarse en la implantación de un régimen federal republicano con un amplio consenso democrático. Esta posición fue apoyada por sectores urbanos, con participación de pequeños burgueses y sectores artesanales.
A mediados del siglo XIX y coincidiendo con el avance de las unificaciones de Alemania e Italia, y el ejemplo del federalismo de Estados Unidos y Suiza, el iberismo en España se dividió en dos corrientes bien diferenciadas a causa de los conflictos socio-económicos, cada vez más tensos, que producía el avance - aunque muy lento - de la industrialización.
Una postura que buscaba la «unión ibérica» basada en la unidad monárquica era el iberismo fusionista. Esta unión de tipo monárquico era apoyada por los liberales progresistas, que deseaban que se realizase la integración ibérica bajo la monarquía liberal constitucional, e implantar un sistema político y social más acorde con el desarrollo económico capitalista. Fue defendida principalmente por los componentes más significativos de la burguesía media y las profesiones liberales.
La otra corriente abogaba por una «federación ibérica» republicana, pues veía a la monarquía como cimiento del latifundismo y el régimen oligárquico burgués. La solución del problema debía encontrarse en la implantación de un régimen federal republicano con un amplio consenso democrático. Esta posición fue apoyada por sectores urbanos, con participación de pequeños burgueses y sectores artesanales.