Etapas de la heráldica
Heráldica antigua
Las primeras representaciones de distintas personas y regiones en el arte egipcio muestran el uso de estandartes rematados con las imágenes o símbolos de varios dioses. Los nombres de los reyes aparecen en emblemas conocidos como serejs, que representan el palacio del rey. Generalmente van coronadas con un halcón que representa el dios Horus. Emblemas y representaciones similares se encuentran en el arte mesopotámico antiguo del mismo período, y también se pueden encontrar los precursores de bestias heráldicas como el grifo.
Los escritores griegos y latinos describen con frecuencia los escudos y símbolos de varios héroes, y las unidades del ejército romano a veces se identificaban con marcas distintivas en sus escudos (ver Notitia dignitatum).
Hasta el siglo XIX era común que los escritores heráldicos citaran ejemplos como estos y símbolos metafóricos, como el León de Judá o el Águila de los Césares, como evidencia de la antigüedad de la heráldica misma, e inferir de ahí que las grandes figuras de la historia antigua portaban armas que representaban su noble condición y ascendencia. El Libro de San Albans, compilado en 1486, declara que el mismo Cristo fue un caballero de armadura. Estas afirmaciones se consideran ahora como la fantasía de los heraldos medievales, ya que no hay evidencia de un lenguaje simbólico distintivo similar al de la heráldica durante este período temprano; ni muchos de los escudos descritos en la antigüedad se parecen mucho a los de la heráldica medieval; tampoco hay evidencia de que símbolos o diseños específicos se transmitieran de una generación a la siguiente, que representen a una persona o línea de ascendencia en particular.
Los heraldos medievales también atribuyeron armas a varios caballeros y señores de la historia y la literatura. Los ejemplos notables incluyen los sapos atribuidos a Faramundo, la cruz y la mertleta de Eduardo el Confesor, y las diversas armas atribuidas a los Nueve de la Fama y los Caballeros de la Mesa Redonda. Estos también son fácilmente descartados como inventos fantasiosos, en lugar de evidencia de la antigüedad de la heráldica.
Heráldica antigua
Las primeras representaciones de distintas personas y regiones en el arte egipcio muestran el uso de estandartes rematados con las imágenes o símbolos de varios dioses. Los nombres de los reyes aparecen en emblemas conocidos como serejs, que representan el palacio del rey. Generalmente van coronadas con un halcón que representa el dios Horus. Emblemas y representaciones similares se encuentran en el arte mesopotámico antiguo del mismo período, y también se pueden encontrar los precursores de bestias heráldicas como el grifo.
Los escritores griegos y latinos describen con frecuencia los escudos y símbolos de varios héroes, y las unidades del ejército romano a veces se identificaban con marcas distintivas en sus escudos (ver Notitia dignitatum).
Hasta el siglo XIX era común que los escritores heráldicos citaran ejemplos como estos y símbolos metafóricos, como el León de Judá o el Águila de los Césares, como evidencia de la antigüedad de la heráldica misma, e inferir de ahí que las grandes figuras de la historia antigua portaban armas que representaban su noble condición y ascendencia. El Libro de San Albans, compilado en 1486, declara que el mismo Cristo fue un caballero de armadura. Estas afirmaciones se consideran ahora como la fantasía de los heraldos medievales, ya que no hay evidencia de un lenguaje simbólico distintivo similar al de la heráldica durante este período temprano; ni muchos de los escudos descritos en la antigüedad se parecen mucho a los de la heráldica medieval; tampoco hay evidencia de que símbolos o diseños específicos se transmitieran de una generación a la siguiente, que representen a una persona o línea de ascendencia en particular.
Los heraldos medievales también atribuyeron armas a varios caballeros y señores de la historia y la literatura. Los ejemplos notables incluyen los sapos atribuidos a Faramundo, la cruz y la mertleta de Eduardo el Confesor, y las diversas armas atribuidas a los Nueve de la Fama y los Caballeros de la Mesa Redonda. Estos también son fácilmente descartados como inventos fantasiosos, en lugar de evidencia de la antigüedad de la heráldica.