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Celos, "fidelidad" y más... en la pareja
Los celos son una problemática profunda que parece haber acompañado a la humanidad desde siempre y tener una estrecha relación con la supervivencia...
Si nos ponemos a rastrear sus orígenes antropológicos podemos encontrarlo en las relaciones entre los primeros machos y hembras pre-homínidos. Una serie de modificaciones del hábitat hizo que ellos debieran salir en búsqueda de comida para las hembras y las crías y así separarse temporalmente de la manada. Con esto se vio fortalecida la relación de la díada madre-hij@, sintiéndose los machos por fuera de esta relación indubitativa. Así toda la ley del parentesco, la monogamia y la sociedad misma encontró en la supervivencia (¿y los celos?) un aspecto importante de sus orígenes.
Por lo tanto podríamos pensar a los celos en la especie humana como un mecanismo de defensa contra la disgregación y la muerte.
Los celos se caracterizan por el miedo -fundado o no en la realidad- de perder el objeto de amor, sobre todo en manos de otra persona. Son la contra cara de la confianza, y afecta tanto a varones como mujeres si bien adquiere modos específicos en cada género.
La percepción o fantasía de que tal amenaza existe, lleva a la persona a elaborar pensamientos y realizar actos como modos de conjurar tal sensación de amenaza.
Los pensamientos y actos pueden ir desde:
- mantener una elemental atención sobre el/la otro/a que permite despertar la alerta, considerando que la confianza entre las personas no es ciega sino fundada en la realidad; hasta ejercer una vigilancia cruda, enfermiza y hasta violenta sobre el otro/la otra, sus actividades, conductas y sentimientos, que condicione la vida de ambos.
Rabia, tristeza y humillación son los sentimientos que despierta la suposición o la certeza de que existe otra relación en la vida de la pareja. Se dice que los varones sienten mayores sentimientos de celos frente a la idea de que la mujer tenga relaciones sexuales con otro varón; y las mujeres frente a cualquier relación afectiva o amistosa significativa... no se... eso se dice...
En cada persona los celos se constituyen a partir de la relación primaria del bebe con su madre o sustituto (primera proveedora de subsistencia alimenticia y afectiva). Esta relación comienza a ser no exclusiva en la medida en que la madre permite la inclusión de un tercero (padre, otra persona o actividad) en su vida, que vaya construyendo una distancia entre ella y el bebe. El bebe descubre que en el mundo de su madre, hay algo más que él mismo... allí comienzan los celos como un intento -siempre fallido- de que la madre retorne a ser exclusiva para él, consiguiendo excluir a su "rival".
Cuando en este punto del desarrollo del bebe no aparecen estrategias ante el alejamiento de la madre, cuando esto es vivido solamente como una pérdida y no se le brindan las condiciones de elaborar a partir de esto una oportunidad (de crecer, de aprender, de tener otros vínculos, de ganar autonomía), es cuando se va configurando en la persona ese afecto de celos que hoy llamamos "enfermizo", o injustificado, o fantasioso que pueden impedir el establecimiento de toda relación satisfactoria en al vida.
Esta carencia de estrategias para afrontar el alejamiento de la madre como objeto de amor exclusivizado, es fuente de inseguridades, baja autoestima, excesiva necesidad de aprobación externa, demanda de exclusividad en los vínculos, desconfianza permanente en la vida adulta.
Los mismos sentimientos genera una relación primaria (madre-bebe) que no suplió en un primer tiempo de modo exclusivo y más o menos satisfactoriamente, las demandas del infante.
Así tenemos por un lado -ya descripto- los "celos enfermizos o injustificados"; y por el lado de una relación primaria nunca "satisfactoria": el sometimiento a relaciones afectivas desvalorizantes... la contracara de los celos.
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Celos, "fidelidad" y más... en la pareja
Los celos son una problemática profunda que parece haber acompañado a la humanidad desde siempre y tener una estrecha relación con la supervivencia...
Si nos ponemos a rastrear sus orígenes antropológicos podemos encontrarlo en las relaciones entre los primeros machos y hembras pre-homínidos. Una serie de modificaciones del hábitat hizo que ellos debieran salir en búsqueda de comida para las hembras y las crías y así separarse temporalmente de la manada. Con esto se vio fortalecida la relación de la díada madre-hij@, sintiéndose los machos por fuera de esta relación indubitativa. Así toda la ley del parentesco, la monogamia y la sociedad misma encontró en la supervivencia (¿y los celos?) un aspecto importante de sus orígenes.
Por lo tanto podríamos pensar a los celos en la especie humana como un mecanismo de defensa contra la disgregación y la muerte.
Los celos se caracterizan por el miedo -fundado o no en la realidad- de perder el objeto de amor, sobre todo en manos de otra persona. Son la contra cara de la confianza, y afecta tanto a varones como mujeres si bien adquiere modos específicos en cada género.
La percepción o fantasía de que tal amenaza existe, lleva a la persona a elaborar pensamientos y realizar actos como modos de conjurar tal sensación de amenaza.
Los pensamientos y actos pueden ir desde:
- mantener una elemental atención sobre el/la otro/a que permite despertar la alerta, considerando que la confianza entre las personas no es ciega sino fundada en la realidad; hasta ejercer una vigilancia cruda, enfermiza y hasta violenta sobre el otro/la otra, sus actividades, conductas y sentimientos, que condicione la vida de ambos.
Rabia, tristeza y humillación son los sentimientos que despierta la suposición o la certeza de que existe otra relación en la vida de la pareja. Se dice que los varones sienten mayores sentimientos de celos frente a la idea de que la mujer tenga relaciones sexuales con otro varón; y las mujeres frente a cualquier relación afectiva o amistosa significativa... no se... eso se dice...
En cada persona los celos se constituyen a partir de la relación primaria del bebe con su madre o sustituto (primera proveedora de subsistencia alimenticia y afectiva). Esta relación comienza a ser no exclusiva en la medida en que la madre permite la inclusión de un tercero (padre, otra persona o actividad) en su vida, que vaya construyendo una distancia entre ella y el bebe. El bebe descubre que en el mundo de su madre, hay algo más que él mismo... allí comienzan los celos como un intento -siempre fallido- de que la madre retorne a ser exclusiva para él, consiguiendo excluir a su "rival".
Cuando en este punto del desarrollo del bebe no aparecen estrategias ante el alejamiento de la madre, cuando esto es vivido solamente como una pérdida y no se le brindan las condiciones de elaborar a partir de esto una oportunidad (de crecer, de aprender, de tener otros vínculos, de ganar autonomía), es cuando se va configurando en la persona ese afecto de celos que hoy llamamos "enfermizo", o injustificado, o fantasioso que pueden impedir el establecimiento de toda relación satisfactoria en al vida.
Esta carencia de estrategias para afrontar el alejamiento de la madre como objeto de amor exclusivizado, es fuente de inseguridades, baja autoestima, excesiva necesidad de aprobación externa, demanda de exclusividad en los vínculos, desconfianza permanente en la vida adulta.
Los mismos sentimientos genera una relación primaria (madre-bebe) que no suplió en un primer tiempo de modo exclusivo y más o menos satisfactoriamente, las demandas del infante.
Así tenemos por un lado -ya descripto- los "celos enfermizos o injustificados"; y por el lado de una relación primaria nunca "satisfactoria": el sometimiento a relaciones afectivas desvalorizantes... la contracara de los celos.