Análisis de la figura
La figura de San Pelayo supone un enaltecimiento de los valores de la castidad en contraposición al pecado de una lujuria nacida de la concupiscencia. Así, en el siglo XXI Pelayo es expuesto por ciertos sectores eclesiales como modelo de control de la atracción homosexual, condenada por la Iglesia Católica. No obstante, la homosexualidad no fue en sí perseguida como un delito hasta la llegada de la Inquisición y sobre todo los procesos contra los cruzados o el catarismo, en los que la supuesta homosexualidad de sus miembros fue utilizada para desmontar tales instituciones y movimientos medievales. Se consideraba en mayor grado como un pecado redimible por la acción de la penitencia, en vez de un delito susceptible de pena criminal. El relato del martirio de Pelayo -sea enteramente falso o sólo parcialmente verdadero- fue entonces un intento cristiano de desacreditar a Abderramán III, en su momento el personaje más poderoso de la península Ibérica y uno de los más poderosos de Europa.
La figura de San Pelayo supone un enaltecimiento de los valores de la castidad en contraposición al pecado de una lujuria nacida de la concupiscencia. Así, en el siglo XXI Pelayo es expuesto por ciertos sectores eclesiales como modelo de control de la atracción homosexual, condenada por la Iglesia Católica. No obstante, la homosexualidad no fue en sí perseguida como un delito hasta la llegada de la Inquisición y sobre todo los procesos contra los cruzados o el catarismo, en los que la supuesta homosexualidad de sus miembros fue utilizada para desmontar tales instituciones y movimientos medievales. Se consideraba en mayor grado como un pecado redimible por la acción de la penitencia, en vez de un delito susceptible de pena criminal. El relato del martirio de Pelayo -sea enteramente falso o sólo parcialmente verdadero- fue entonces un intento cristiano de desacreditar a Abderramán III, en su momento el personaje más poderoso de la península Ibérica y uno de los más poderosos de Europa.