Manifestaciones
El 22 de enero de 2005, una manifestación convocada por la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) con el lema Por la memoria, dignidad y justicia de las víctimas deriva en críticas e insultos a una hipotética negociación del Gobierno con ETA. Tras la misma, el ministro de Defensa, José Bono, que había asistido a la manifestación, denunció haber sido agredido, lo que se tradujo en la detención de dos militantes del Partido Popular por haber participado supuestamente en la agresión, un hecho que derivó en una gran polémica política, mediática y judicial (el conocido como «caso Bono»).
El 4 de junio de 2005, convocó una manifestación en Madrid a la que acudieron 250 000 personas (según Policía Nacional, dependiente del Ministerio del Interior, en ese momento del PSOE) y 850 000 (según la Policía Municipal de Madrid, ayuntamiento gobernado en ese momento por el PP), siendo una de las manifestaciones más numerosas realizadas. A la convocatoria solo se sumó el Partido Popular. La AVT y el PP acusaron al gobierno de romper el Pacto Antiterrorista. Se le criticó la iniciativa presentada en el Congreso de los Diputados de dialogar con ETA siempre y cuando la banda se comprometa a dejar las armas. Desde el gobierno se criticó el hecho de que no se respetase uno de los puntos del propio pacto, que establecía que es responsabilidad del gobierno dirigir la política antiterrorista.
El 21 de septiembre, Zapatero se reunió con la AVT y otras cinco asociaciones de víctimas del terrorismo de ámbito autonómico. Allí, José Alcaraz rechazó el diálogo con ETA y el cierre de la comisión parlamentaria que investiga el 11-M. Ese mismo mes, la AVT denunció que el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, había denegado la subvención correspondiente a la asignación tributaria del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. No obstante, el ministro denegó esta imputación, indicando que la AVT recibiría del IRPF ayudas "iguales" a su media histórica. Algunos medios conservadores como la revista Época o la cadena radiofónica COPE abrieron cuestaciones para que la AVT pudiese mantener los ingresos que el gobierno supuestamente le negaba.
El 25 de febrero de 2006, convoca una manifestación en Madrid bajo el lema "en mi nombre no" para pedir al gobierno que no negocie con los terroristas y que sí debe haber vencedores (los españoles) y vencidos (los terroristas), en referencia a una declaración aprobada por el Parlamento Vasco que pide "un final sin vencedores ni vencidos". Según la Delegación del Gobierno en Madrid (del gobierno del PSOE) acudieron 110.000 personas, 1.400.000 según Consejería de Interior de la Comunidad de Madrid, gobernada por el PP, y 1.750.000 según los convocantes.
El 10 de junio de 2006 la AVT vuelve a convocar una nueva manifestación de repulsa con la política antiterrorista del gobierno con los lemas "Queremos saber la verdad" y Negociación en mi nombre no el primero hacía referencia a las dudas que sobre la autoría aun mantiene dicha organización. Una buena parte de las pancartas y lemas coreados aludían a esta postura. Acuden 185.000 personas según el Manifestómetro, 200.000 personas según El País, 216.000 según El Mundo, 243.000 según la delegación del gobierno y en torno a un millón según la Comunidad de Madrid. Esta última cifra fue presentada sin información sobre la realización del conteo haciendo imposible contrastarla. El 25 de noviembre de 2006 la AVT convoca de nuevo una manifestación en Madrid bajo el lema la rebelión cívica. Congrega a 130.000 personas según cálculos de la Dirección General de la Policía y facilitados por la Delegación del Gobierno. El País cifra la asistencia en 120.000 personas según cálculos propios. La Comunidad de Madrid por su parte da la cifra de 1.300.000 asistentes aunque nuevamente la Comunidad sigue sin ofrecer información contrastable sobre la realización del conteo.
El 31 de diciembre de 2006 tras el atentado de ETA en Barajas, la AVT convocó a manifestaciones en las que se registraron diversos incidentes [11]; hubo enfrentamientos con otras concentraciones de distinta ideología, una periodista de TVE debió ser escoltada de nuevo y se produjeron insultos y calumnias contra otros informadores, contra el Gobierno y contra el presidente Rodríguez Zapatero; tras la manifestación de Madrid, varios grupos de manifestantes se dirigieron a la sede del PSOE para pedir la dimisión del presidente del Gobierno. En Salamanca también se produjeron algunos incidentes.
Durante estos últimos años la AVT se ha acercado y trabajado conjuntamente con diferentes partidos políticos de derecha, tales como Ciudadanos, Partido Popular y Vox. Paralelamente se ha vuelto una voz muy activa y crítica contra el actual gobierno y los partidos mayoritarios de izquierda del país, especialmente el PSOE y la Izquierda Abertzale, llegando a repudiar públicamente esta última. En 2018 los miembros de la asociación forzaron la dimisión del presidente de dicha entidad, Alfonso Sánchez, por haberse reunido con diferentes dirigentes de la Izquierda Abertzale, como Jonan Fernández. En los actos que organiza la AVT es frecuente[aclaración requerida] ver banderas franquistas y asistentes realizando el saludo fascista.
El 22 de enero de 2005, una manifestación convocada por la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) con el lema Por la memoria, dignidad y justicia de las víctimas deriva en críticas e insultos a una hipotética negociación del Gobierno con ETA. Tras la misma, el ministro de Defensa, José Bono, que había asistido a la manifestación, denunció haber sido agredido, lo que se tradujo en la detención de dos militantes del Partido Popular por haber participado supuestamente en la agresión, un hecho que derivó en una gran polémica política, mediática y judicial (el conocido como «caso Bono»).
El 4 de junio de 2005, convocó una manifestación en Madrid a la que acudieron 250 000 personas (según Policía Nacional, dependiente del Ministerio del Interior, en ese momento del PSOE) y 850 000 (según la Policía Municipal de Madrid, ayuntamiento gobernado en ese momento por el PP), siendo una de las manifestaciones más numerosas realizadas. A la convocatoria solo se sumó el Partido Popular. La AVT y el PP acusaron al gobierno de romper el Pacto Antiterrorista. Se le criticó la iniciativa presentada en el Congreso de los Diputados de dialogar con ETA siempre y cuando la banda se comprometa a dejar las armas. Desde el gobierno se criticó el hecho de que no se respetase uno de los puntos del propio pacto, que establecía que es responsabilidad del gobierno dirigir la política antiterrorista.
El 21 de septiembre, Zapatero se reunió con la AVT y otras cinco asociaciones de víctimas del terrorismo de ámbito autonómico. Allí, José Alcaraz rechazó el diálogo con ETA y el cierre de la comisión parlamentaria que investiga el 11-M. Ese mismo mes, la AVT denunció que el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, había denegado la subvención correspondiente a la asignación tributaria del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. No obstante, el ministro denegó esta imputación, indicando que la AVT recibiría del IRPF ayudas "iguales" a su media histórica. Algunos medios conservadores como la revista Época o la cadena radiofónica COPE abrieron cuestaciones para que la AVT pudiese mantener los ingresos que el gobierno supuestamente le negaba.
El 25 de febrero de 2006, convoca una manifestación en Madrid bajo el lema "en mi nombre no" para pedir al gobierno que no negocie con los terroristas y que sí debe haber vencedores (los españoles) y vencidos (los terroristas), en referencia a una declaración aprobada por el Parlamento Vasco que pide "un final sin vencedores ni vencidos". Según la Delegación del Gobierno en Madrid (del gobierno del PSOE) acudieron 110.000 personas, 1.400.000 según Consejería de Interior de la Comunidad de Madrid, gobernada por el PP, y 1.750.000 según los convocantes.
El 10 de junio de 2006 la AVT vuelve a convocar una nueva manifestación de repulsa con la política antiterrorista del gobierno con los lemas "Queremos saber la verdad" y Negociación en mi nombre no el primero hacía referencia a las dudas que sobre la autoría aun mantiene dicha organización. Una buena parte de las pancartas y lemas coreados aludían a esta postura. Acuden 185.000 personas según el Manifestómetro, 200.000 personas según El País, 216.000 según El Mundo, 243.000 según la delegación del gobierno y en torno a un millón según la Comunidad de Madrid. Esta última cifra fue presentada sin información sobre la realización del conteo haciendo imposible contrastarla. El 25 de noviembre de 2006 la AVT convoca de nuevo una manifestación en Madrid bajo el lema la rebelión cívica. Congrega a 130.000 personas según cálculos de la Dirección General de la Policía y facilitados por la Delegación del Gobierno. El País cifra la asistencia en 120.000 personas según cálculos propios. La Comunidad de Madrid por su parte da la cifra de 1.300.000 asistentes aunque nuevamente la Comunidad sigue sin ofrecer información contrastable sobre la realización del conteo.
El 31 de diciembre de 2006 tras el atentado de ETA en Barajas, la AVT convocó a manifestaciones en las que se registraron diversos incidentes [11]; hubo enfrentamientos con otras concentraciones de distinta ideología, una periodista de TVE debió ser escoltada de nuevo y se produjeron insultos y calumnias contra otros informadores, contra el Gobierno y contra el presidente Rodríguez Zapatero; tras la manifestación de Madrid, varios grupos de manifestantes se dirigieron a la sede del PSOE para pedir la dimisión del presidente del Gobierno. En Salamanca también se produjeron algunos incidentes.
Durante estos últimos años la AVT se ha acercado y trabajado conjuntamente con diferentes partidos políticos de derecha, tales como Ciudadanos, Partido Popular y Vox. Paralelamente se ha vuelto una voz muy activa y crítica contra el actual gobierno y los partidos mayoritarios de izquierda del país, especialmente el PSOE y la Izquierda Abertzale, llegando a repudiar públicamente esta última. En 2018 los miembros de la asociación forzaron la dimisión del presidente de dicha entidad, Alfonso Sánchez, por haberse reunido con diferentes dirigentes de la Izquierda Abertzale, como Jonan Fernández. En los actos que organiza la AVT es frecuente[aclaración requerida] ver banderas franquistas y asistentes realizando el saludo fascista.