Relación con el judaísmo
Artículo principal: Pablo y el judaísmo
Pablo era judío, de la escuela de Gamaliel, de denominación fariseo, mencionando esto último como algo de lo que se sentía orgulloso (Fil 3:5). El punto principal de su mensaje era que los gentiles no tienen necesidad de circuncidarse al igual que los judíos (1Cor 3:2), de hecho una buena parte de sus enseñanzas es un énfasis a los gentiles para que comprendan que su salvación no depende de copiar los rituales judíos; sino que tanto judíos como gentiles, en última estancia, son salvos por gracia Divina [claro que la gracia Divina se aplica por medio de la Fe (fidelidad)]. Los estudiosos contemporáneos, sin embargo, debaten acerca de si cuando Pablo habla de "fe/fidelidad en/de Cristo" (el genitivo griego es susceptible de ambas interpretaciones, objetiva y subjetiva) se refiere en todos los casos a la fe en Cristo como algo necesario para alcanzar la salvación (no solo por parte de los gentiles, sino también de los judíos) o si en ciertos casos se refiere más bien a la fidelidad del propio Cristo hacia los hombres (como instrumento de la salvación divina dirigida a los judíos y los gentiles por igual)
Fue el pionero en comprender que el mensaje de salvación de Jesús que comenzaba en Israel, se expandía a toda criatura independientemente de su origen. Para Saulo (en hebreo: Shaúl) los seguidores gentiles de Jesús no deben seguir los mandamientos de la Torá (ley) que son exclusivos al pueblo de Israel. Y así queda establecido en el Concilio de Jerusalén (Gal 2:7-9), que los gentiles solo deben guardar los preceptos de los gentiles (comúnmente conocidos en el judaísmo como: preceptos noájidas; Hch 21:25; Talmud, Sanedrín 56a y b).
Muchas de sus enseñanzas, al ser dirigidas a un pueblo gentil eran mal entendidas y mal interpretadas (2P 3:15-16). Algunos judíos por un lado interpretaron que Pablo enseñaba a abandonar la Torá de Moisés (Hch 21:28; Hch 21:21), lo cual no era cierto, y él mismo lo tuvo que desmentir (Hch 25:8; Hch 21:24,26). Por otro lado, había gentiles que interpretaban que la salvación por gracia les permitía pecar, y también lo tuvo que desmentir (Rom 6:15).
Recientemente, algunos investigadores como Krister Stendahl, Lloyd Gaston, John G. Gager, Neil Elliott, William S. Campbell, Stanley K. Stowers, Mark D. Nanos, Pamela Eisenbaum, Paula Fredriksen, Caroline Johnson Hodge, David J. Rudolph y, en España, Carlos A. Segovia, han defendido que Pablo no buscó superar ni reformar el judaísmo, sino incorporar a los gentiles a Israel por medio de Cristo sin obligarles a renunciar a su condición de gentiles. Esta interpretación recibe el nombre "nuevo enfoque radical sobre Pablo" y contrasta tanto con su interpretación cristiana tradicional como con la llamada "nueva perspectiva sobre Pablo" de James D. G. Dunn y Nicholas Thomas Wright, según la cual Pablo se propuso reformar el judaísmo.
Artículo principal: Pablo y el judaísmo
Pablo era judío, de la escuela de Gamaliel, de denominación fariseo, mencionando esto último como algo de lo que se sentía orgulloso (Fil 3:5). El punto principal de su mensaje era que los gentiles no tienen necesidad de circuncidarse al igual que los judíos (1Cor 3:2), de hecho una buena parte de sus enseñanzas es un énfasis a los gentiles para que comprendan que su salvación no depende de copiar los rituales judíos; sino que tanto judíos como gentiles, en última estancia, son salvos por gracia Divina [claro que la gracia Divina se aplica por medio de la Fe (fidelidad)]. Los estudiosos contemporáneos, sin embargo, debaten acerca de si cuando Pablo habla de "fe/fidelidad en/de Cristo" (el genitivo griego es susceptible de ambas interpretaciones, objetiva y subjetiva) se refiere en todos los casos a la fe en Cristo como algo necesario para alcanzar la salvación (no solo por parte de los gentiles, sino también de los judíos) o si en ciertos casos se refiere más bien a la fidelidad del propio Cristo hacia los hombres (como instrumento de la salvación divina dirigida a los judíos y los gentiles por igual)
Fue el pionero en comprender que el mensaje de salvación de Jesús que comenzaba en Israel, se expandía a toda criatura independientemente de su origen. Para Saulo (en hebreo: Shaúl) los seguidores gentiles de Jesús no deben seguir los mandamientos de la Torá (ley) que son exclusivos al pueblo de Israel. Y así queda establecido en el Concilio de Jerusalén (Gal 2:7-9), que los gentiles solo deben guardar los preceptos de los gentiles (comúnmente conocidos en el judaísmo como: preceptos noájidas; Hch 21:25; Talmud, Sanedrín 56a y b).
Muchas de sus enseñanzas, al ser dirigidas a un pueblo gentil eran mal entendidas y mal interpretadas (2P 3:15-16). Algunos judíos por un lado interpretaron que Pablo enseñaba a abandonar la Torá de Moisés (Hch 21:28; Hch 21:21), lo cual no era cierto, y él mismo lo tuvo que desmentir (Hch 25:8; Hch 21:24,26). Por otro lado, había gentiles que interpretaban que la salvación por gracia les permitía pecar, y también lo tuvo que desmentir (Rom 6:15).
Recientemente, algunos investigadores como Krister Stendahl, Lloyd Gaston, John G. Gager, Neil Elliott, William S. Campbell, Stanley K. Stowers, Mark D. Nanos, Pamela Eisenbaum, Paula Fredriksen, Caroline Johnson Hodge, David J. Rudolph y, en España, Carlos A. Segovia, han defendido que Pablo no buscó superar ni reformar el judaísmo, sino incorporar a los gentiles a Israel por medio de Cristo sin obligarles a renunciar a su condición de gentiles. Esta interpretación recibe el nombre "nuevo enfoque radical sobre Pablo" y contrasta tanto con su interpretación cristiana tradicional como con la llamada "nueva perspectiva sobre Pablo" de James D. G. Dunn y Nicholas Thomas Wright, según la cual Pablo se propuso reformar el judaísmo.