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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Magdalena penitente...

Magdalena penitente

Mientras que el cristianismo oriental honra especialmente a María Magdalena por su cercanía a Jesús, considerándola "igual a los apóstoles", en Occidente se desarrolló, basándose en su identificación con otras mujeres de los evangelios (véase más arriba) la idea de que antes de conocer a Jesús, había sido muy pecadora y de ahí viene el suponer, aunque la Iglesia católica no lo afirme, que se haya dedicado a la prostitución.

Esta idea nace, en primer lugar, de la identificación de María con la pecadora​ de quien se dice únicamente que era pecadora y que amó mucho; en segundo lugar, de la referencia en donde se dice, esta vez refiriéndose claramente a María Magdalena, que de ella «habían salido siete demonios». Como puede verse, nada en estos pasajes evangélicos permite concluir que María Magdalena se dedicase a la prostitución.

No se sabe con exactitud cuándo comenzó a identificarse a María Magdalena con María de Betania y la mujer que entró en la casa de Simón el fariseo,​ pero ya en una homilía del papa Gregorio Magno (muerto en 591) se expresa inequívocamente la identidad de estas tres mujeres, y se muestra a María Magdalena como prostituta arrepentida. Por eso la leyenda posterior hace que pase el resto de su vida en una cueva en el desierto, haciendo penitencia y mortificando su carne, y son frecuentes en el arte occidental las representaciones de la «Magdalena penitente».

La imagen de María Magdalena como penitente también puede ser confundida gracias a la tradición de María Egipcíaca, santa del siglo V, quien según La vida de los Santos de Jacobo de la Vorágine, se había dedicado a la prostitución y se retiró al desierto a expiar sus culpas. Es común ver representaciones de María Egipcíaca, con los cabellos largos que cubren su cuerpo o envuelta con carrizos, símbolos de su penitencia en el desierto. Estos atributos en ocasiones acompañan a la Magdalena, creando a veces la confusión de ambas santas.

En la tradición católica, por tanto, María Magdalena pasó a ser un personaje secundario, a pesar de su indudable importancia en la tradición evangélica. El relegamiento que sufrió María Magdalena ha sido relacionado por algunos autores con la situación subordinada de la mujer en la Iglesia. A esta opinión oponen algunos teólogos católicos la especial consideración que guarda la Iglesia para con Santa María, madre de Jesús, venerada con hiperdulía, en tanto que los apóstoles y los otros santos son venerados con dulía.

En 1969, el papa Pablo VI retiró del calendario litúrgico el apelativo de «penitente» adjudicado tradicionalmente a María Magdalena;​ asimismo, desde esa fecha dejaron de emplearse en la liturgia de la festividad de María Magdalena la lectura del Evangelio de Lucas​ acerca de la mujer pecadora.​ Desde entonces, la Iglesia católica ha dejado de considerar a María Magdalena una prostituta arrepentida. Sin embargo, esta visión continúa siendo la predominante para muchos católicos.

En 1988, el papa Juan Pablo II en la carta Mulieris Dignitatem se refirió a María Magdalena como la "apóstol de los apóstoles"​ y señaló que en "la prueba más difícil de fe y fidelidad" de los cristianos, la Crucifixión, "las mujeres demostraron ser más fuertes que los apóstoles".​

El 10 de junio de 2016, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó un decreto por el cual se eleva la celebración de santa María Magdalena al grado de fiesta en el Calendario romano general, por expreso deseo del papa Francisco.​ Arthur Roche señaló en su artículo en el L’Osservatore Romano titulado Apostolorum apostola que la decisión se enmarca en el contexto eclesial actual a favor de una reflexión más profunda sobre la dignidad de la mujer, la nueva evangelización y la grandeza de la misericordia divina. El propio Roche señaló que «es justo que la celebración litúrgica de esta mujer tenga el mismo grado de fiesta dado a la celebración de los apóstoles en el Calendario Romano General y que resalte la especial misión de esta mujer, que es ejemplo y modelo para toda mujer en la Iglesia».