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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Recepción...

Recepción

San Agustín tiene gran importancia en la historia de la cultura de Europa. Sus Confesiones suponen un modelo de biografía interior para muchos autores, que van a considerar la introspección como elemento importante en la literatura. Concretamente, Petrarca fue un gran lector del santo: su descripción de los estados amorosos enlaza con ese interés por el mundo interior que encuentra en san Agustín. Descartes descubrió la autoconciencia, que señaló el inicio de la filosofía moderna, copiando su principio fundamental (cogito ergo sum/pienso luego existo), no literalmente pero sí en cuanto al sentido, de san Agustín (si enim fallor, sum/si me equivoco, existo: De civ. Dei, 11, 26).

Por otro lado, san Agustín va a ser un puente importante entre la antigüedad clásica y la cultura cristiana. El especial aprecio que tiene por Virgilio y Platón va a marcar fuertemente los siglos posteriores.

Dos son las principales escuelas del pensamiento filosófico y teológico católico: la platónico-agustiniana y la aristotélico-tomista. La Edad Media, hasta el siglo xiii y el redescubrimiento de Aristóteles, va a ser platónica-agustina.

El filósofo Bertrand Russell quedó impresionado por la meditación de Agustín sobre la naturaleza del tiempo en las Confesiones, comparándola favorablemente con la versión de Kant:

"Yo mismo no estoy conforme con esta teoría, por cuanto hace del tiempo algo mental. Pero es claramente una teoría muy hábil, digna de ser considerada en serio. Yo iría más lejos y diría que es un gran avance respecto a cuanto se halla en la filosofía griega. Contiene una exposición mejor y más clara que la de Kant de la teoría subjetiva del tiempo —una teoría que, desde Kant, ha sido ampliamente aceptada entre los filósofos—".

Bertrand Russell, Historia de la filosofía occidental

Los análisis y críticas de Agustín aún son vigentes, pues filósofos contemporáneos como Hannah Arendt y Jacques Derrida se orientan, en sus reflexiones, por el autor de La ciudad de Dios.​

La figura de Agustín inspiró diferentes comedias áureas dentro del popular subgénero de la comedia de santos. Una de los casos más célebres es el de Lope de Vega, autor de El divino africano (ca. 1610), donde se representa la conversión de Agustín desde el maniqueísmo hacia la Fe cristiana.