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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: En el Evangelio de Juan...

En el Evangelio de Juan

Juan Evangelista describe a Juan el Bautista como «un hombre enviado por Dios» que «no era la luz» pero que «vino como testigo para dar testimonio de la luz, de manera que a través de él todos creyeran» (Juan 1:6-8). Juan Bautista negaba claramente ser el Cristo, Elías o «el profeta», y en lugar de eso se definía a sí mismo como «la voz que clama en el desierto».​

Tras el análisis literal, es evidente que Juan es el «testigo y confesor por excelencia», sobre todo si se compara con figuras como la de Nicodemo.​

El bautismo de Jesús se da a entender, pero no se narra. Se narra que se vio «al espíritu bajar del cielo como una paloma y descansar sobre él». Juan el Bautista anuncia explícitamente que Jesús es el único que «bautiza en el Espíritu Santo», que es el «Hijo de Dios» y «el Cordero de Dios».

El Evangelio de Juan informa de que los discípulos de Jesús fueron bautizados y que hubo un debate entre algunos discípulos de Juan y otros judíos sobre la purificación (Juan 3:22-36). En este debate Juan el Bautista argumentaba que Jesús «debe crecer» en importancia mientras que él debería «disminuir» (Juan 3:30) en relevancia.

Este evangelio dice que, posteriormente, los discípulos de Jesús bautizaron a más gente que los discípulos de Juan. Posteriormente, el evangelio dice que Jesús veía a Juan como «una lámpara encendida y brillante», y que «estaban destinados a regocijarse durante un tiempo en esa luz» (Juan 5:35).