En la Iglesia católica
Se ha sugerido que «San Miguel (Iglesia católica)» sea fusionado en este artículo o sección.
Motivo: los argumentos están expuestos en la página de discusión.
Una vez que hayas realizado la fusión de artículos, pide la fusión de historiales aquí.
Este aviso fue puesto el 14 de octubre de 2016.
Artículo principal: San Miguel (Iglesia católica)
Aunque hubiera sido natural para Miguel, defensor del pueblo judío, ser también el defensor de la Iglesia cristiana, dándole la victoria en contra de sus enemigos, los primeros cristianos reconocieron a algunos mártires como sus protectores militares: san Jorge, san Teodoro, san Demetrio, los santos Sergio y Baco, san Artemio y otros santos, asignándole en cambio a Miguel el cuidado de los enfermos. En Frigia, donde fue venerado por primera vez, su prestigio como sanador angelical oscureció su interposición en asuntos militares. Fue desde los primeros tiempos el centro del verdadero culto de los santos ángeles. (Ver el milagro de Frigia en el apartado de la Iglesia ortodoxa). En el catolicismo se cree que se ha manifestado en varias ocasiones. Su aparición más documentada e influyente durante la Edad Media (y, de hecho, el germen del culto micaelino en la Iglesia de Occidente) fue la del monte Gargano (celebrada el 8 de mayo). En Roma hay una estatua de bronce que lo representa en lo alto del Castel Sant’Angelo, recordando cuando se apareció allí al papa Gregorio Magno (hecho celebrado el 25 de abril). Se apareció a santa Juana de Arco (en su calidad de guerrera) y a santa Margarita (en su calidad de domadora de dragones), así como en Francia, donde en la Edad Media se le dedicó el Monte Saint-Michel, y en el siglo xvii en San Miguel del Milagro, Tlaxcala, México, aparición que reproduce los elementos principales (brote de agua) de aquellas que se dieron en Gargano y en Chonæ.
Se cree que se apareció en Fátima (Portugal) en 1916, antes de las apariciones de la Virgen María, donde, postrándose, llevó el mensaje de orar a tres niños pastores (Lucía, Jacinta y Francisco) invitando a orar de la siguiente manera: "Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no Te aman."
Su fiesta es el 29 de septiembre, y desde 1970 se le celebra junto con San Gabriel y San Rafael.
Se ha sugerido que «San Miguel (Iglesia católica)» sea fusionado en este artículo o sección.
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Este aviso fue puesto el 14 de octubre de 2016.
Artículo principal: San Miguel (Iglesia católica)
Aunque hubiera sido natural para Miguel, defensor del pueblo judío, ser también el defensor de la Iglesia cristiana, dándole la victoria en contra de sus enemigos, los primeros cristianos reconocieron a algunos mártires como sus protectores militares: san Jorge, san Teodoro, san Demetrio, los santos Sergio y Baco, san Artemio y otros santos, asignándole en cambio a Miguel el cuidado de los enfermos. En Frigia, donde fue venerado por primera vez, su prestigio como sanador angelical oscureció su interposición en asuntos militares. Fue desde los primeros tiempos el centro del verdadero culto de los santos ángeles. (Ver el milagro de Frigia en el apartado de la Iglesia ortodoxa). En el catolicismo se cree que se ha manifestado en varias ocasiones. Su aparición más documentada e influyente durante la Edad Media (y, de hecho, el germen del culto micaelino en la Iglesia de Occidente) fue la del monte Gargano (celebrada el 8 de mayo). En Roma hay una estatua de bronce que lo representa en lo alto del Castel Sant’Angelo, recordando cuando se apareció allí al papa Gregorio Magno (hecho celebrado el 25 de abril). Se apareció a santa Juana de Arco (en su calidad de guerrera) y a santa Margarita (en su calidad de domadora de dragones), así como en Francia, donde en la Edad Media se le dedicó el Monte Saint-Michel, y en el siglo xvii en San Miguel del Milagro, Tlaxcala, México, aparición que reproduce los elementos principales (brote de agua) de aquellas que se dieron en Gargano y en Chonæ.
Se cree que se apareció en Fátima (Portugal) en 1916, antes de las apariciones de la Virgen María, donde, postrándose, llevó el mensaje de orar a tres niños pastores (Lucía, Jacinta y Francisco) invitando a orar de la siguiente manera: "Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no Te aman."
Su fiesta es el 29 de septiembre, y desde 1970 se le celebra junto con San Gabriel y San Rafael.