Desarrollo y nuevas fundaciones
En los comienzos, dos monjas fueron a pedir limosnas por Cádiz y su provincia.
En el invierno de 1877 tuvo lugar una epidemia de viruela y las hermanas de la Cruz ayudaron a muchos enfermos. En los barrios pobres, la tuberculosis hacía estragos y muchos niños quedaban huérfanos, por lo que la Compañía decidió recogerlos hasta que tuvieran edad para valerse por sí mismos. La primera niña recibida, Dolorcitas, falleció enseguida, pero recogieron y cuidaron a muchos más niños. La monja encargada de esta tarea fue sor Luisa.
El 2 de julio de 187764 falleció sor Juana, lo que apenó mucho a Ángela. Poco después enfermó sor Pura. El médico le aconsejó una temporada de descanso en la sierra. Como era de Jimena de la Frontera y su familia estaba allí, se trasladó a ese pueblo el 15 de julio de 1876 con sor Adelaida de Jesús para que la cuidasen. 65 Encarnación Delgado, una señora del pueblo, les ayudó llevándoles provisiones, visitándolas y cuidando a la enferma. Tenía dos hijas: María de los Ángeles y Encarnación, y un hijo sacerdote, José María Álvarez Delgado. Álvarez asistió espiritualmente a las monjas y les preguntaba con interés por el canónigo Torres.
Posteriormente, le escribió para informarle de la salud de la monja enferma. Torres le contestó agradecido y le habló de sor Ángela de la Cruz. El médico de sor Pura en Jimena le dijo que le convenían baños en el mar, de forma que las dos monjas fueron el 2 de agosto a Algeciras. 68 Ese día, María de los Ángeles le dijo al sacerdote Álvarez que quería ser hermana de la Cruz.
Ambos fueron a Sevilla el 4 de agosto de 1877 y se alojaron en la casa de Torres. Álvarez iba para conocer al prestigioso Torres y ponerse bajo su dirección espiritual. María de los Ángeles gustó mucho al resto de hermanas, entró en la Compañía de la Cruz y la fundadora la consideraba excelente. Álvarez fue a vivir a Sevilla con su madre. Aprendió de espiritualidad con Torres y se informó sobre la Compañía de la Cruz. Otras dos monjas provenientes de Jimena fueron María Fajardo y Francisca Rivas.
En Utrera, el marqués de Casa-Ulloa les donó un edificio. El 16 de julio llegaron en tren desde Sevilla siete monjas acompañadas de sor Ángela de la Cruz, su vicaria, el sacerdote Torres y Joaquín Casa León. La fundación se realizó el 18 de julio en este inmueble, formando esta comunidad con las siete monjas. Los salesianos de Utrera les proporcionaban su asistencia espiritual.
Torres enfermó el 13 de agosto. Álvarez le visitó el Lunes Santo, en abril. Torres falleció el 23 de abril. El fallecimiento le fue comunicado a las hermanas por el sacerdote Tejero, confesor de Torres. Ángela de la Cruz nunca tuvo otro director espiritual que le gustase tanto.
Álvarez, de 32 años, pasó a encargarse de dar asistencia religiosa a la Compañía de la Cruz en mayo de 1877. También fue confesor del arzobispo de Sevilla, del marqués de Casa León y de su esposa.
En enero de 1878 tuvo lugar una inundación en Sevilla. La Guardia Civil y las hermanas de la Cruz se destacaron ayudando a los afectados por la riada.
El arzobispo Joaquín Lluch le puso el escapulario de las hermanas de la Cruz, que llevó sobre la sotana, el 18 de mayo de 1878. También empezó a llevar alpargatas.
El 31 de agosto sor Ángela de la Cruz y el sacerdote Álvarez acompañaron a un grupo de monjas para la fundación de un convento en Ayamonte, provincia de Huelva. El nuevo convento fue fundado el 14 de septiembre con un grupo de monjas con sor Sacramento de madre superiora. Fue puesto bajo la protección de santa Clara. Sor Ángela estuvo varias veces en este lugar, que también conserva abundante correspondencia de la santa.
El 8 de diciembre de 1878 sor Ángela pronunció sus votos perpetuos en una misa del sacerdote Álvarez.
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En los comienzos, dos monjas fueron a pedir limosnas por Cádiz y su provincia.
En el invierno de 1877 tuvo lugar una epidemia de viruela y las hermanas de la Cruz ayudaron a muchos enfermos. En los barrios pobres, la tuberculosis hacía estragos y muchos niños quedaban huérfanos, por lo que la Compañía decidió recogerlos hasta que tuvieran edad para valerse por sí mismos. La primera niña recibida, Dolorcitas, falleció enseguida, pero recogieron y cuidaron a muchos más niños. La monja encargada de esta tarea fue sor Luisa.
El 2 de julio de 187764 falleció sor Juana, lo que apenó mucho a Ángela. Poco después enfermó sor Pura. El médico le aconsejó una temporada de descanso en la sierra. Como era de Jimena de la Frontera y su familia estaba allí, se trasladó a ese pueblo el 15 de julio de 1876 con sor Adelaida de Jesús para que la cuidasen. 65 Encarnación Delgado, una señora del pueblo, les ayudó llevándoles provisiones, visitándolas y cuidando a la enferma. Tenía dos hijas: María de los Ángeles y Encarnación, y un hijo sacerdote, José María Álvarez Delgado. Álvarez asistió espiritualmente a las monjas y les preguntaba con interés por el canónigo Torres.
Posteriormente, le escribió para informarle de la salud de la monja enferma. Torres le contestó agradecido y le habló de sor Ángela de la Cruz. El médico de sor Pura en Jimena le dijo que le convenían baños en el mar, de forma que las dos monjas fueron el 2 de agosto a Algeciras. 68 Ese día, María de los Ángeles le dijo al sacerdote Álvarez que quería ser hermana de la Cruz.
Ambos fueron a Sevilla el 4 de agosto de 1877 y se alojaron en la casa de Torres. Álvarez iba para conocer al prestigioso Torres y ponerse bajo su dirección espiritual. María de los Ángeles gustó mucho al resto de hermanas, entró en la Compañía de la Cruz y la fundadora la consideraba excelente. Álvarez fue a vivir a Sevilla con su madre. Aprendió de espiritualidad con Torres y se informó sobre la Compañía de la Cruz. Otras dos monjas provenientes de Jimena fueron María Fajardo y Francisca Rivas.
En Utrera, el marqués de Casa-Ulloa les donó un edificio. El 16 de julio llegaron en tren desde Sevilla siete monjas acompañadas de sor Ángela de la Cruz, su vicaria, el sacerdote Torres y Joaquín Casa León. La fundación se realizó el 18 de julio en este inmueble, formando esta comunidad con las siete monjas. Los salesianos de Utrera les proporcionaban su asistencia espiritual.
Torres enfermó el 13 de agosto. Álvarez le visitó el Lunes Santo, en abril. Torres falleció el 23 de abril. El fallecimiento le fue comunicado a las hermanas por el sacerdote Tejero, confesor de Torres. Ángela de la Cruz nunca tuvo otro director espiritual que le gustase tanto.
Álvarez, de 32 años, pasó a encargarse de dar asistencia religiosa a la Compañía de la Cruz en mayo de 1877. También fue confesor del arzobispo de Sevilla, del marqués de Casa León y de su esposa.
En enero de 1878 tuvo lugar una inundación en Sevilla. La Guardia Civil y las hermanas de la Cruz se destacaron ayudando a los afectados por la riada.
El arzobispo Joaquín Lluch le puso el escapulario de las hermanas de la Cruz, que llevó sobre la sotana, el 18 de mayo de 1878. También empezó a llevar alpargatas.
El 31 de agosto sor Ángela de la Cruz y el sacerdote Álvarez acompañaron a un grupo de monjas para la fundación de un convento en Ayamonte, provincia de Huelva. El nuevo convento fue fundado el 14 de septiembre con un grupo de monjas con sor Sacramento de madre superiora. Fue puesto bajo la protección de santa Clara. Sor Ángela estuvo varias veces en este lugar, que también conserva abundante correspondencia de la santa.
El 8 de diciembre de 1878 sor Ángela pronunció sus votos perpetuos en una misa del sacerdote Álvarez.
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